CIUDAD DEL VATICANO, viernes 11 de diciembre de 2009 (ZENIT.org).- Benedicto XVI pidió a los católicos de todo el mundo que se unan a sus oraciones por los menores víctimas de abusos en Irlanda, tras reunirse, este viernes en el Vaticano, con máximos representantes de la Iglesia en ese país y de la Curia Romana competente en la materia.
«Su Santidad pide a los católicos de Irlanda y de todo el mundo que se unan a él en la oración por las víctimas, sus familias y todos los afectados por esos crímenes atroces», indica un comunicado de la Santa Sede.
El Santo Padre también «asegura a todos los afectados que la Iglesia continuará siguiendo esta grave cuestión con la máxima atención para entender mejor cómo llegaron a pasar esos hechos vergonzosos y desarrollar estrategias efectivas y seguras para evitar que se repitan».
Benedicto XVI recibió esta mañana en el Palacio Apostólico Vaticano al presidente de la Conferencia Episcopal Irlandesa, el cardenal Sean Baptista Brady, arzobispo de Armagh, y al arzobispo de Dublín, monseñor Diarmuid Martin.</p>
La reunión contó con la presencia del nuncio apostólico en Irlanda, el arzobispo Giuseppe Leanza y participaron en ella también los más altos responsables de la Secretaría de Estado y los prefectos de los dicasterios de la Curia Romana competentes en la cuestión.
El encuentro tenía como objetivo valorar la situación de la Iglesia en Irlanda tras la reciente publicación del Informe de la Comisión Murphy, sobre abusos atribuidos a sacerdotes.
El Papa escuchó las preocupaciones expresadas por los representantes del episcopado irlandés y debatió con ellos sobre «los traumáticos acontecimientos que fueron presentados en el «Informe sobre la arquidiócesis católica de Dublín» de la Comisión de Investigación Irlandesa.
«Tras estudiar detalladamente el informe, el Santo Padre estaba profundamente preocupado y afligido por sus contenidos», indica el comunicado de la Santa Sede.
Y continúa: «Él desea expresar una vez más su profundo pesar por las acciones de algunos miembros del clero que han traicionado su solemne promesa a Dios, así como la confianza depositada en ellos por las víctimas y sus familias, y por la sociedad en general».
Según el comunicado, «el Santo Padre comparte la indignación, la falta y la vergüenza que sienten muchos fieles en Irlanda y está unido a ellos en la oración en este difícil momento de la vida de la Iglesia».
«La Santa Sede toma muy en serio las cuestiones centrales planteadas en el Informe, incluidas las cuestiones que hacen referencia al gobierno de los líderes de la Iglesia local con la responsabilidad última del cuidado pastoral de los niños», añade el comunicado.
El Papa tiene la intención de dirigir una Carta Pastoral a los fieles de Irlanda en la que indicará claramente las iniciativas que se tomarán en respuesta a la situación.
El comunicado final de la reunión concluye destacando que Benedicto XVI «alienta a todos los que han dedicado sus vidas, en generoso servicio, a los niños a perseverar en su buen trabajo a imitación de Cristo el Buen Pastor».
La Comisión de Investigación independiente dirigida por la juez Yvonne Murphy ha analizado la manera en que se han afrontado 325 casos de denuncias contra sacerdotes o religiosos en la arquidiócesis de Dublín desde enero de 1975 a mayo de 2004.
Según concluye el informe, hasta mediados de los años noventa, la respuesta de la arquidiócesis ante las acusaciones fue la de tratar de encubrir a los sacerdotes acusados de violencia sexual contra menores para evitar escándalos, trasladándoles de parroquia o de actividad pastoral.
