El Papa registra el renacimiento de la Iglesia greco-católica de Ucrania

Primera visita «ad limina» de estos obispos desde 1937

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CIUDAD DEL VATICANO, viernes, 1 febrero 2008 (ZENIT.org).- Compromiso ecuménico, formación de los sacerdotes y de los laicos, colaboración con la Iglesia latina respetando las diferencias. Son las consignas que dejó Benedicto XVI este viernes al recibir en audiencia a los obispos greco-católicos de Ucrania.

Es la primera vez desde 1937que estos prelados de rito oriental han podido venir a Roma, pues la persecución y luego el resurgimiento había dificultado la organización de esta visita que los obispos del mundo hacen al Papa y a sus colaboradores de la Curia Romana.

«Ahora, cuando vuestras Iglesias respectivas han vuelto a encontrar la libertad plena, estáis aquí como representantes de comunidades renacidas y vibrantes de fe que nunca han dejado de sentirse en plena comunión con el Sucesor de Pedro», afirmó.

Tras la reorganización, en esto momentos esta Iglesia cuenta en Ucrania con 3240 comunidades parroquiales, 78 monasterios, 755 escuelas dominicales, 12 instituciones educativas, 2721 iglesias (y se están construyendo otras 306), 16 obispos, 1976 sacerdotes, 590 monjes, 729 monjas y 1298 seminaristas.

«Sed bienvenidos a esta casa donde siempre se ha elevado una oración intensa e incesante por la amada Iglesia Greco-Católica en Ucrania», aseguró el Papa.

Tras haber analizado los informes de los obispos sobre la situación de sus exarcados y eparquías, el Santo Padre señaló que había notado su interés por «promover, consolidar y verificar constantemente la unidad y la colaboración en las comunidades y hacer frente juntos a los retos que, como pastores, están en el centro de vuestras preocupaciones e intereses pastorales».

El Papa recordó a los obispos que en su tarea pastoral y misionera «los sacerdotes constituyen una ayuda indispensable» y por ello les alentó animar a los presbíteros a no seguir «las novedades del mundo, sino a ofrecer a la sociedad esas respuestas que sólo Cristo puede dar al anhelo de justicia y de paz del corazón humano».

El Santo Padre promovió asimismo la colaboración con los obispos católicos de rito latino, «respetando cada uno sus propias tradiciones», porque «es innegable que esa colaboración entre ambos ritos fomentaría la sintonía de los corazones entre los que sirven a una única Iglesia».

«Estoy convencido –confesó el Papa– de que con esa actitud interior se podrán sanar con más facilidad los eventuales malentendidos, convencidos de que ambos ritos pertenecen a la única Comunidad Católica y tienen una ciudadanía igual y plena en el único pueblo ucraniano».

En este sentido, el pontífice recomendó a los obispos que se encontrasen «regularmente, por ejemplo una vez al año, con los obispos latinos».

Por cuanto concierne al ecumenismo, el Papa reconoció que en este campo «sigue habiendo obstáculos concretos y objetivos. Sin embargo, no hay que desanimarse frente a las dificultades, sino proseguir el camino emprendido con la oración y la caridad paciente. Por otra parte, en Ucrania, desde hace siglos, ortodoxos y católicos intentan entablar un diálogo cotidiano, humilde y sereno que abarca tantos aspectos de la vida».

El obispo de Roma promovió ante todo «el ecumenismo del amor»¸ que «acompañado con gestos coherentes crea confianza, hace abrir los corazones y los ojos. El diálogo de la caridad, por su naturaleza, promueve e ilumina el diálogo de la verdad».

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ZENIT Staff

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