LORENZAGO DI CADORE, domingo, 15 julio 2007 (ZENIT.org).- «Sólo el amor, suscitado en nosotros por el Espíritu Santo, nos hace testigos de Cristo», subraya el Papa, especialmente a los jóvenes.
Se trata de una «importante verdad espiritual» que Benedicto XVI propone en el Mensaje para la XXIII Jornada Mundial de la Juventud (JMJ), que –como él mismo anunció este domingo-, se hará público el viernes 20 de julio.
Ese gran encuentro de fe y fiesta del Papa con los jóvenes se celebrará en Sydney (Australia) del 15 al 20 de julio de 2008.
Núcleo de la JMJ será «Recibiréis la fuerza del Espíritu Santo, que descenderá sobre vosotros, y seréis mis testigos» (Hechos 1, 8).
«Éste es el tema sobre el cual, queridos jóvenes, os invito a reflexionar en los próximos meses, para prepararos a la gran cita que tendrá lugar en Sydney, en Australia, dentro de un año, justamente en estos días de julio», invitó Benedicto XVI, antes de rezar la oración del Ángelus este domingo, desde la localidad alpina donde descansa, Lorenzago di Cadore.
«Las comunidades cristianas de esa amada nación están trabajando activamente para acogeros –les confirmó- y les estoy agradecido por los esfuerzos organizativos que están realizando».
«Confiemos a María, a quien mañana invocaremos como Virgen del Monte Carmelo, el camino de preparación y el desarrollo del próximo encuentro de la juventud del mundo entero, al que os invito, queridos amigos de cada Continente, a participar numerosamente», concluyó.
Muchos jóvenes se contaron entre los numerosos fieles y peregrinos que acudieron en la mañana de este domingo a Castello di Mirabello a rezar la oración mariana con el Papa.
Su invitación a la juventud fue acogida con aplausos y aclamaciones, especialmente porque entre los presentes estaban los seminaristas del Seminario de Treviso, representantes de diversas agregaciones laicales, como Acción Católica y los Scout, y movimientos eclesiales, colaboradores de escuelas y niños y jóvenes que están viviendo en Cadore su «campamento-escuela».
En la última audiencia general celebrada en el Vaticano –el 4 de julio- antes de emprender sus vacaciones, Benedicto XVI dedicó un mensaje especial a los jóvenes que se encaminan a Sydney.
Les alentó a prepararse bien –en las parroquias y en los eventos diocesanos- para esa «maravillosa celebración de fe» que les aguarda en Australia, «mucho más que un evento».
Y es que la JMJ –dijo entonces el Papa- «es un momento de profunda renovación espiritual, cuyos frutos benefician a toda la sociedad», pues «los jóvenes peregrinos quieren rezar, alimentarse con la Palabra y el Sacramento, ser transformados por el Espíritu Santo, que ilumina el esplendor del espíritu humano y muestra el camino para ser expresión e instrumento del amor que proviene de Cristo».
Más información e inscripciones en la página oficial plurilingüe de la JMJ: www.wyd2008.org
