“Eliminar a la religión católica de la Constitución no hará callar a la Iglesia”

Dijo monseñor Ulloa, obispo de Cartago, Costa Rica

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CARTAGO, martes, 8 septiembre 2009 (ZENIT.org).- Monseñor José Francisco Ulloa Rojas, obispo de Cartago, Costa Rica, en la homilía de despedida de la imagen de Nuestra Señora de los Angeles, patrona de Costa Rica, este domingo, dijo que con eliminar el artículo 75 de la Constitución, que reconoce a la religión católica como la oficial del Estado, la Iglesia no va a callar ni a claudicar de los principios que debe proclamar.
 
El obispo hizo esta afirmación –informa a ZENIT una nota de la Diócesis de Cartago– en el marco de la celebraciones en honor a la Patrona, que cada año después de su fiesta del 2 de agosto, pasa el día 3 y permanece durante el mes de agosto en la catedral de la diócesis de Cartago y debe regresar el primer domingo de setiembre a su basílica, tradición que desde 1782 se denomina «La Pasada de regreso a la Basílica». En la solemne celebración participó monseñor Pierre Nguyén Van Tot, nuncio apostólico en el país.
 
«La presencia de Cristo en la historia –dijo monseñor Ulloa– es principio de alegría, de liberación y salvación. Hoy más que en el tiempo de Jesús hay muchos sordos y mudos de Dios. Sin embargo, Dios sigue cercano y su plan de salvación se sigue cumpliendo».
 
«El profeta Isaías en la lectura que escuchamos –añadió–, nos ha enumerado los diversos males de los que Dios nos quiere liberar: sordos, mudos, cobardes, ciegos, cojos. La salvación, el amor y la vida divina en el mundo la sigue realizando Jesús a través de su Iglesia, desde hace dos mil años».
 
Sin embargo, subrayó el prelado, «existen grupos e ideologías que pretenden debilitar y hasta eliminar  la misión que Jesucristo le encomendó a su Iglesia. Como si la Iglesia comunidad de Jesús, dependiera de caprichos humanos o de un artículo de una constitución política».
 
En este sentido señaló que «algunos creen que con eliminar el artículo 75 de la Constitución política, la Iglesia católica va a callar o va a claudicar de los principios que Dios le ha encomendado proclamar a lo largo de todos los tiempos en bien del ser humano y de la humanidad».
 
«La Iglesia respetará siempre la vida desde su concepción, hasta la muerte natural -añadió–. La Iglesia seguirá proclamando sin temores, la verdad de Dios sobre el matrimonio de un varón y una mujer. La Iglesia seguirá defendiendo a toda costa los derechos de la familia».
 
«Todos sabemos que la Iglesia en Costa Rica, desde que inició su tarea en la colonia y concretamente en Cartago en 1563, se ha dedicado, no sólo a predicar la Palabra de Dios y a perdonar los pecados, sino también a curar enfermos, atender a los pobres y marginados, a luchar contra la opresión e injusticia, a trabajar por la liberación integral de la persona y a forjar una patria solidaria, justa, libre y de paz».
 
El obispo calificó de muy grave el hecho de que «un grupo de diputadas y diputados de nuestro honorable Congreso nacional, pretende borrar el nombre de Dios de nuestra  Constitución política y posiblemente eliminarlo de toda institución pública. Así como lo oyen. Ellos creen que con este acto de profanación van a matar a Dios. Están totalmente equivocados, Dios no muere, El es el Dios de la Vida, el eterno, el inmutable, de El depende todo ser creado y sólo en El tiene sentido la vida humana».
 
«Cuando el ser humano niega a Dios, se deshumaniza y pierde su dignidad. Cuando un estado se vuelve ateo, es capaz de cometer las peores injusticias y las más bajas aberraciones. De esto es testigo la historia», añadió.
 
Según el prelado, «estamos frente a una campaña política, en donde debemos escoger muy bien a quienes nos van a gobernar. Candidatos que niegan a Dios y defienden principios que van contra la vida, contra el matrimonio y contra  la familia. Ya los estamos conociendo. Por lo tanto, debemos ser coherentes con nuestra fe y en conciencia no podemos darles un voto».
 
Invitó a todos, a los pies de nuestra Señora de los Ángeles, Reina y Patrona de Costa Rica, titulo con que el Congreso Constituyente del Estado de Costa Rica, la declaró «Patrona oficial de Costa Rica», en 1824 y que lo ratificó el mismo Congreso en 1924 y en 2002, «para que nos comprometamos a luchar todos juntos para defender estos valores que son el fundamento de nuestra querida Patria y que algunos pretenden destruirlos, cosa que no lograrán porque somos la mayoría y porque Jesús el Señor de Costa Rica y Nuestra Señora de los Ángeles están con nosotros».
 
«Gritemos con fuerza y sin miedo contra estas políticas, antihumanas, anticristianas y ateas, que algunos nos quieren imponer. Virgencita de los Ángeles, salva y defiende a nuestra querida Patria, Costa Rica», concluyó.
 
Por Nieves San Martín

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ZENIT Staff

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