Estudios científicos vinculan la curación a la fe

Los investigadores perplejos ante los resultados

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TEL AVIV, 19 enero 2002 (ZENIT.org).- ¿Responde Dios a nuestras plegarias? En ocasiones, todos nosotros hemos rezado por la pronta recuperación de un amigo enfermo o de un familiar. Ahora un estudio publicado por el British Medical Journal el 22 de diciembre muestra que la oración tiene realmente un efecto positivo.

El profesor Leonard Leibovici del Rabin Medical Center realizó un experimento para medir los efectos remotos y retroactivos de la oración de intercesión en pacientes con afecciones sanguíneas.

Según Leibovici, la principal novedad de este estudio es que muestra los efectos positivos de la oración incluso cuando la intervención ha tenido lugar de cuatro a diez años después de la infección. De hecho, todos los 3.393 pacientes, sobre los que se ha desarrollado el estudio, fueron tratados durante el periodo 1990-1996.

Hasta julio del 2000 los pacientes habían sido divididos al azar en dos grupos, un grupo de control y un grupo de intervención. La oración de intercesión remota y retroactiva se aplicó por el bienestar y total recuperación del grupo de intervención.

Se compararon tres factores: el número de muertes en el hospital; la duración de la estancia en el hospital desde el día del primer cultivo sanguíneo positivo hasta el alta o la muerte; y la duración de la fiebre.

El resultado fue que la mortalidad alcanzó el 28,1% en el grupo de intervención y el 30,2% en el grupo de control. Además, la estancia en el hospital y la duración de la fiebre resultó significativamente más corta en el grupo de intervención que en el grupo de control. Se completó información sobre todos los pacientes y los grupos eran similares en cuanto a los principales factores de riesgo de muerte.

El profesor Leibovici hacía notar que “hoy día no se conoce mecanismo alguno que justifique los efectos de la oración de intercesión remota y retroactiva, dicha por un grupo de pacientes con infecciones sanguíneas”.

La fe llena una necesidad
Un estudio de la Universidad de Columbia ha demostrado que ser una persona religiosa puede también ayudar a evitar problemas con el alcohol y las drogas. Según una información de Associated Press del 14 de noviembre, el estudio, llevado a cabo por el Centro Nacional para la Adicción y el Abuso de Sustancias, adscrito a dicha universidad, ha encontrado una mayor tendencia a evitar las drogas y el alcohol tanto en las personas que asisten regularmente al culto como en las personas que consideran importante para ellas la fe religiosa –frecuenten regularmente o no algún culto religioso.

La vicepresidenta del Centro, Susan Foster, que dirigió el estudio, afirmó que el informe muestra claramente la relación pero no dice que la fe sea directamente o la única razón para evitar el abuso del alcohol y las drogas. “Necesitamos mucha más investigación para entender las causas”, afirmaba.

El estudio mostraba que los adultos que nunca han asistido a servicios religiosos corren cinco veces más riesgo de caer en el uso de drogas ilegales como la marihuana, y cerca de siete veces más riesgo de quedar enganchados en la bebida, que aquellas personas que asisten a servicios religiosos cada semana. Entre los adolescentes, aquellos que nunca han asistido a un servicio religioso corren el doble de riesgo de caer en la bebida y en el tabaco que aquellos que asisten al mismo con regularidad.

El estudio apunta a que la religión podría tener un impacto positivo por su doctrina específica en contra de las drogas y el alcohol, porque otorga “un sentido de aceptación y pertenencia” o porque la fe “llena una necesidad que hace innecesaria la ingestión de una sustancia o da confianza de cara al futuro”.

Ir con regularidad a la Iglesia puede también ayudar a los adolescentes a tener más confianza en sí mismos, según un estudio presentado en la última reunión anual de la Asociación de Psicología Americana.

El Washington Times informaba el 3 de septiembre de que un estudio había encontrado que los adolescentes no envueltos en actividades religiosas son propensos a sentirse poco contentos consigo mismos y a creer que “no son buenos del todo”. En cambio, los que sí tienen relación con la religión son más propensos a verse a sí mismos positivamente y tienden a confiar en sus capacidades.

El estudio se basaba en las respuestas de 1.261 jóvenes de 8º grado, y había sido realizado por Survey Research Center de la Universidad de Michigan.

También se ha mostrado un efecto positivo en los programas para presos basados en la fe. Algunas prisiones de Inglaterra tienen grupos cristianos a cargo de la comunidad Kainos. Kainos, una palabra griega que significa nuevo comienzo, es una obra de caridad especializada en programas de rehabilitación basados en principios cristianos.

Está acreditado que el programa reduce la reincidencia desde el porcentaje nacional de más del 60% hasta cerca de un 20%, informaba el Telegraph el 1 de noviembre.

El mismo artículo informaba de que el Servicio de Prisiones había decidido cerrar los grupos de Kainos en cuatro cárceles. Aunque en la actualidad los grupos Kainos viven de la caridad, estaba previsto que si daban pruebas de éxito, el Servicio de Prisiones proveería con el coste, estimado en unas 60.000 libras esterlinas ($86.000) de dinero público por cada grupo.

Pero en una carta a los jefes de prisiones, Ken Sutton, el director de rehabilitación de presos del Servicio de Prisiones, decía: “No sería apropiado usar dinero público, sea a nivel local o central, para sostener esta u otras acciones basadas en la religión”.

Ian Aldred, jefe de la Comunidad Kainos, expresó la “perplejidad” de la organización ante la decisión del gobierno, sobre todo si se tiene en cuenta el entusiasmo de Tony Blair por las iniciativas de la comunidad basadas en la fe. Afirmó que “muy decepcionados en vista del trabajo positivo y de la contribución que hemos hecho en los últimos cinco años, como acreditan los estudios”.

Sin embargo, la clausura está siendo reconsiderada, informaba el Telegraph el 26 de diciembre. Los programas podrían continuar tanto como se pudiera sin usar dinero público.
Entretanto, nadie sugiere que la religión se deba reducir a un instrumento de política social. Si bien estos estudios muestran que la religión está íntimamente unida a nuestras vidas, de una manera que la ciencia no siempre puede explicar.

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ZENIT Staff

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