Juan Pablo II dio voz a los católicos de la ex Unión Soviética

Declaraciones a Zenit del metropolita Tadeusz Kondrusiewicz

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MOSCÚ, martes, 5 abril 2005 (ZENIT.org).- Juan Pablo II se convirtió en la voz de los católicos de la ex Unión Soviética que no tenían voz, constata el arzobispo católico de Moscú en una entrevista concedida a Zenit, en la que analiza la huella del Papa en Rusia, país que nunca llegó a visitar.

«Le recordaremos con el Papa que nos ha dirigido su palabra, pero al mismo tiempo como el pontífice que se ha expresado de nuestra parte, en nuestro nombre, cuando no teníamos la posibilidad de hacerlo», expone.

Monseñor Tadeusz Kondrusiewicz, arzobispo de la archidiócesis de la Madre de Dios en Moscú, acudirá a Roma al funeral del Papa este viernes en Roma y regresará enseguida a Rusia para continuar con la celebración de misas en sufragio por el difunto pontífice.

Como manifestó en su homilía el pasado domingo en Moscú, «los católicos de Rusia sienten por él un reconocimiento particular. No podemos dejar de recordar el amor del primer Papa eslavo por Rusia. El mundo entero fue testigo de su deseo incesante de desarrollar el diálogo y la colaboración con la Iglesia ortodoxa rusa. Juan Pablo II se dirigió en más de una ocasión al pueblo ruso y a los hermanos ortodoxos».

«Juan Pablo II nos dio confianza: con su primer llamamiento a abrir las puertas y las fronteras a Cristo, nos dio una nueva esperanza a nosotros, católicos de la antigua Unión Soviética», indica el arzobispo.

«Juan Pablo II reconstruyó y renovó las iglesias católicas que existían antes de 1917 y amó mucho a Rusia. Era eslavo y quería mucho a los ortodoxos», asegura.

«Sigue en pie el clima de esperanza y de diálogo con los ortodoxos –afirma–. Estamos condenados al diálogo, y esta dirección tomada por el Papa debe seguir adelante. Ciertamente el Espíritu Santo guía a la Iglesia, pero nosotros somos instrumentos y depende también de nosotros el que este clima continúe y se desarrolle».

Entre los gestos de cercanía del Papa hacia Rusia, el prelado subraya la entrega del icono de la Madre de Dios de Kazán, llevado en su nombre al patriarca ortodoxo de Moscú, Alejo II, por el cardenal Walter Kasper, subraya.

«La gente le quería: el domingo pasado, todas las misas de Moscú estaban llenas como el día de Pascua», comenta el prelado.

«El Papa era cercano, abierto, escuchaba, sugería y quería mucho a la gente», concluye este arzobispo que visitó al Papa en el Hospital Agostino Gemelli pocos días antes de su muerte.

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ZENIT Staff

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