CIUDAD DEL VATICANO, 29 junio 2001 (ZENIT.org).- La nueva evangelización de Europa exige la reconciliación de los cristianos para que el viejo continente vuelva a respirar con sus dos pulmones, el oriental y el occidental. Esta es la convicción que expresó Juan Pablo II este viernes al ofrecer un breve balance de su último viaje apostólico a Ucrania.
El Papa celebraba en este día la fiesta del obispo de Roma, los santos Pedro y Pablo. Al rezar la oración mariana del «Angelus», explicó por qué la peregrinación internacional número 94 de su pontificado era tan importante para él.
«Visitar Ucrania, histórico puente entre Oriente y Occidente, era para mí una meta esperada desde hace mucho tiempo y preparada en la oración –confesó el Papa a los peregrinos–. El haberla podido realizar, constituye ahora una confirmación ulterior de un designio providencial: que la Iglesia en Europa pueda volver a respirar con sus dos pulmones para que todo el continente experimente una nueva evangelización».
Juan Pablo II consideró que la acogida que le ofrecieron los dos millones de ucranianos que participaron en los actos públicos presididos por el pontífice, entre el 23 y el 27 de junio, fue «verdaderamente cálida y conmovedora».
«A todos dirijo mi cordial agradecimiento», añadió.
El próximo viaje internacional del Papa también tendrá sabor ecuménico. El 25 de septiembre debería participar en las celebraciones del 1.700 aniversario de la declaración del cristianismo como religión oficial de Armenia, cuya Iglesia apostólica ha superado sus diferencias teológicas fundamentales con Roma. El anuncio, que proviene de Ereván, no ha sido confirmado por la Sala de Prensa de la Santa Sede. Con ese motivo, el pontífice podría visitar además otras repúblicas ex soviéticas.
