CIUDAD DEL VATICANO, 17 diciembre 2002 (ZENIT.org).- Juan Pablo II advierte a los países ricos que, si quieren la paz, deben cumplir los compromisos alcanzados en las conferencias internacionales especialmente con los países pobres.
«Los encuentros políticos a nivel nacional e internacional sólo sirven a la causa de la paz si los compromisos tomados en común son respetados después por cada parte», afirma el Papa en su Mensaje para la Jornada Mundial de la Paz (1 de enero de 2003) publicado este martes.
«En caso contrario –añade–, estos encuentros corren el riesgo de ser irrelevantes e inútiles, y su resultado es que la gente se siente tentada a creer cada vez menos en la utilidad del diálogo y, en cambio, a confiar en el uso de la fuerza como camino para solucionar las controversias».
«Las repercusiones negativas, que tienen los compromisos adquiridos y luego no respetados sobre el proceso de paz, deben inducir a los jefes de Estado y de Gobierno a ponderar todas sus decisiones con gran sentido de responsabilidad», asegura el Papa.
Citando el adagio latino «pacta sunt servanda» («los pactos deben ser mantenidos»), considera que es particularmente importante «cumplir los compromisos asumidos con los pobres».
«Sería particularmente frustrante para los mismos no cumplir las promesas consideradas por ellos como de interés vital –reconoce el Papa–. Con esta perspectiva, el no cumplir los compromisos con las naciones en vías de desarrollo constituye una seria cuestión moral y pone aún más de relieve la injusticia de las desigualdades existentes en el mundo».
«El sufrimiento causado por la pobreza se ve agudizado dramáticamente cuando falta la confianza –concluye el apartado del Mensaje dedicado al argumento–. El resultado final es el desmoronamiento de toda esperanza. La existencia de confianza en las relaciones internacionales es un capital social de valor fundamental».
