Llamamiento del Papa por la liberación de los secuestrados en Irak

Pide el final de la violencia en el país y en Tierra Santa

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CIUDAD DEL VATICANO, domingo, 18 abril 2004 (ZENIT.org).- Juan Pablo II exigió este domingo la liberación de todos los secuestrados en Irak y reclamó el final de la violencia en ese país y en Tierra Santa.

«Sigo con gran tristeza las trágicas noticias que llegan de Tierra Santa y de Irak. ¡Que cese el derramamiento de sangre del hermano! Semejantes actos inhumanos van contra la voluntad de Dios», exclamó el pontífice tras rezar la oración mariana del «Regina Caeli».

Al dirigirse a los miles de peregrinos congregados a mediodía en la plaza de San Pedro del Vaticano, confesó que se siente «particularmente cercano con el pensamiento y la oración a las familias de quienes están ansiosos por la suerte de sus seres queridos, especialmente por cuantos han sido tomados como rehenes».

El obispo de Roma, que hablaba desde la ventana de su estudio, lanzó un llamamiento a los secuestradores «a tener sentimientos humanos».

«Les suplico que devuelvan a las familias las personas que se encuentran en sus manos, mientras rezo a Dios misericordioso por las poblaciones de Tierra Santa y de Irak y por todos aquellos que trabajan en esas regiones por la reconciliación y la paz».

Más de cuarenta personas de doce países han sido secuestradas en Irak en los últimos días. Algunas de ellas han sido más tarde liberadas. Por el momento, ha sido asesinado un italiano, Fabrizio Quattrocchi.

También corren peligro las vidas de sus tres compañeros de secuestro, también italianos, que como él trabajaban para compañías privadas estadounidenses de seguridad.

El 16 de abril pasado, el cardenal Renato R. Martino, presidente del Consejo Pontificio para la Justicia y la Paz, manifestó la disposición de la Santa Sede para mediar a favor de la liberación de los secuestrados.

«La Santa Sede está siempre dispuesta, como lo ha estado a través de los siglos de su existencia, a ofrecer su obra pacificadora y de mediación cuando se le ha pedido», afirmó el purpurado italiano en declaraciones a «Radio Vaticano».

El cardenal pidió asimismo «que la comunidad internacional entre en el escenario [de Irak], transformando el tipo de presencia actual en una presencia pacificadora de todos los componentes de las sociedad iraquí».

«Se necesita que haya fuerzas aceptadas no como fuerzas de ocupación, sino realmente como fuerzas de reconstrucción», aclaró. «Creo que es el camino más seguro para la recuperación de esa nación atormentada».

El arzobispo Fernando Filoni, nuncio apostólico en Irak, en declaraciones concedidas ese mismo día a «Radio Vaticano», confirmaba el interés de la Santa Sede por mediar para liberar a los secuestrados, pero reconocía que es muy difícil entrar en contacto con los secuestradores.

«Es difícil encontrar al interlocutor con el que eventualmente se podría tratar», aclaró el representante del Papa en Bagdad. «En línea de principio, estamos abiertos a toda la ayuda que podamos dar».

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ZENIT Staff

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