Los obispos irlandeses y el referéndum sobre el aborto

La conferencia da la espalda a un plan incompleto en un intento de poner límites al mal.

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DUBLÍN, 12 enero 2002 (ZENIT.org).-¿Es lícito para un católico votar a favor de una ley que no sea completamente aceptable desde el punto de vista moral? Ésta es la pregunta que los obispos de Irlanda han puesto sobre la mesa cuando el gobierno ha propuesto un referéndum sobre el aborto.

La conferencia episcopal, en una declaración hecha pública el 12 de diciembre, respondía “sí” a la pregunta. Al mismo tiempo, el documento dejaba claras las reservas de los obispos sobre la propuesta y presentaba la doctrina católica sobre el tema.

El debate sobre el aborto en Irlanda se ha calentado durante años. En 1983 el voto popular dio como resultado una mayoría contra el aborto, dando como resultado la protección constitucional para los niños no nacidos. Pero en marzo de 1992, la Corte Suprema, en el que sería conocido como el caso X, determinó que el abortó podría ser permitido bajo ciertas circunstancias. La ley permitía el aborto en caso de amenaza para la vida de la madre, incluyendo la amenaza de suicidio de la madre.

A consecuencia de esta decisión, en noviembre de aquel año, una gran mayoría de votantes rechazaron una vez más el aborto, tirando abajo la propuesta de una enmienda constitucional que habría permitido el aborto.

De todas maneras, el problema permanece, en la forma en que la Corte Suprema ha interpretado el derecho a la vida del no nacido, protegido por el artículo 40, 3 , 3 de la Constitución irlandesa. Los obispos han declarado que “el juicio sobre aquel caso es profundamente defectuoso”, refiriéndose a la decisión de 1992. Por esta razón, los líderes de la Iglesia en el pasado habían multiplicado sus peticiones de un nuevo referéndum para cambiar el juicio de la Corte Suprema.

En su documento del 12 de diciembre, los obispos dan la bienvenida al referéndum sobre el aborto que ha propuesto el gobierno “como una sensible mejora de la actual situación de insatisfacción”. Por esta razón, han animado a los fieles a defender la propuesta cuando se les requiera el voto, que tendrá lugar con toda probabilidad en los primeros meses de este año.

El obispo de Ferns, Brendan Comiskey, en unas declaraciones hechas a ZENIT, explicaba que una de la principales razones por las que algunos doctores se abstienen de practicar aborto bajo la actual ley estriba en que las líneas directrices del Consejo Médico Irlandés considera que el aborto no es ético. Estas directrices pueden cambiar, y ha habido presiones durante el pasado año para que esto ocurra. De ahí la urgencia de reformar la ley por medio del referéndum.

Durante la presentación del documento sobre el referéndum, el cardenal de Dublín, Desmond Connell, expresó su esperanza de que los grupos pro-vida pudieran leerlo “muy cuidadosamente”. El documento fue aprobado por unanimidad por los 35 obispos, informaba el Irish Times el 13 de diciembre.

Uno de los grupos, Campaña Pro-Vida, ha manifestado su apoyo al documento de los obispos. Pero otra organización, Reforma del Aborto, se ha opuesto al referéndum. Ivana Bacik, portavoz del grupo, sostenía que la posición de los obispos se halla en contradicción con la enseñanza de que la vida comienza en la concepción, informaba el Irish Independent del 13 de diciembre.

Un día más tarde, el mismo periódico informaba sobre otra organización pro-vida, Campaña Madre e Hijo, que había comenzado una campaña de carteles en contra del referéndum. Los posters llevaban el eslogan “No les dejes legalizar los experimentos con bebés. Protege toda vida humana”.

La frase hacía referencia a los temores del grupo de que si el referéndum obtiene el sí, se abra la puerta a los experimentos científicos usando material de niños no nacidos.

¿Una opción pragmática?
En un editorial del 13 de diciembre, el Irish Independent calificaba la posición de los obispos como una “decisión pragmática”. “Éste es un cambio bienvenido del antiguo absolutismo moral”, afirmaba el editorial.

Pero, como el documento de los obispos explica detalladamente, su apoyo al referéndum en manera alguna debilita la enseñanza moral sobre la vida. De hecho, no hay contradicción doctrinal entre el apoyo a la propuesta presentada a los votantes y la enseñanza de la Iglesia, como temen algunos militantes pro-vida.

El primer párrafo de la declaración hecha por los 35 obispos de Irlanda comienza con: “Es una enseñanza clara y consistente de la Iglesia católica que la vida humana es sagrada desde el momento de la concepción”. Los obispos pasan luego a afirmar: “El derecho básico a la vida es un derecho natural y moral que no depende del reconocimiento legal o político para su validez”.

El documento explica porqué la actual situación de cosas resulta insatisfactoria y, por esta razón, el referéndum es bien acogido. “Creemos que ésta es una oportunidad que no se debería perder”, afirman los obispos, refiriéndose a la posibilidad de cambiar la decisión de la Corte Suprema de 1992.

El documento añade que, según la posición de los obispos, incluso si la propuesta se aprueba, hay una necesidad de reformas legales más importantes con el fin de proteger la vida no nacida, especialmente si se tiene en cuenta el desarrollo en el estudio de la clonación y la investigación usando embriones humanos.

Los obispos son conscientes de que algunas personas se sienten decepcionadas por el referéndum, puesto que establece protección legal para el no nacido solamente después de la implantación en el útero, pero no defiende plenamente el derecho a la vida desde el momento de la concepción.

De hecho el grupo británico pro-vida, Sociedad para la Protección de los Niños no Nacidos (SPUC), ha puesto de manifiesto que éste es uno de los defectos de la propuesta de referéndum. La definición del aborto como la destrucción intencional de la vida humana después de su implantación en el útero deja la puerta abierta a la investigación con células estaminales, a la clonación e incluso también permitiría el uso de la píldora del día después, sostiene el grupo.

SPUC hacía notar que la propuesta de consulta sobre el aborto legal tiene otro defecto. Si es aprobada, la ley podría permitir el aborto cuando haya un “riesgo real y substancial para la vida de la mujer que no es sino la autodestrucción”. Tiene la ventaja de cambiar el caso X de 1992, pero deja sin definir los términos cruciales de “real y substancial”.

Sin embargo, los obispos de Irlanda mantienen “que la nueva propuesta representa un notable cambio de la situación actual, y que no daña o devalúa en sí el valor y la dignidad del embrión humano antes de la implantación”.

Al explicar porqué la Conferencia Episcopal apoya el referéndum, el documento de los obispos presenta a los católicos lo que Juan Pablo II afirma en el número 73 de su encíclica “El Evangelio de la Vida”.

El Papa comienza esta sección con la declaración: “El aborto y la eutanasia son tales crímenes que ninguna ley humana puede pretender legitimar”. Juan Pablo II explica después que no están obligado a seguir tales leyes no sólo los católicos, sino que “hay una grave y clara obligación de oponerse a ellas por objeción de conciencia”.

La encíclica pasa después a pregunta qué ocurre cuando tiene lugar una votación sobre una ley que propone limitar el número de abortos, reemplazando a un régimen más permisivo. La nueva ley no llegaría a declarar ilegal el aborto. ¿Es lícito votar a favor de tal medida?

Juan Pablo II afirma que en tal caso, “cuando no es posible cambiar o abrogar completamente una ley proabortiva”, un parlamentario podría lícitamente respaldar la propuesta que buscase reducir el daño de la ley existente. “Esto no representa de hecho una cooperación ilícita con una ley injusta, sino más bien un
intento propio y legítimo de limitar sus aspectos malos”, observa el Papa.

Los obispos irlandeses son conscientes de que las propuestas del gobiernos son imperfectas y que queda mucho por hacer para proteger al no nacido incluso si el referéndum se aprueba. Pero la aprobación sería un paso en la dirección correcta. Si la Iglesia aguanta hasta conseguir algo 100% aceptables, se corre el grave riesgo de que todo termine en nada. Por esta razón, el Papa aprueba que se respalden propuestas imperfectas, sin olvidar nunca que la vida debe defenderse siempre.

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ZENIT Staff

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