Nota aclaratoria sobre el proceso de beatificación de Pío XII

Federico Lombardi: se consideran virtudes heroicas, no circunstancias históricas

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CIUDAD DEL VATICANO, miércoles 23 de diciembre de 2009 (ZENIT.org).- Ofrecemos a continuación una extensa nota del portavoz vaticano, padre Federico Lombardi, sobre las reacciones suscitadas por la firma, por parte del Papa, del decreto de reconocimiento de las virtudes heroicas de Pío XII, el pasado sábado 19 de diciembre.

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NOTA

DE P. FEDERICO LOMBARDI, S.I.

PARA RADIO VATICANO

SOBRE LA FIRMA POR PARTE DEL PAPA

DEL DECRETO SOBRE LAS «VIRTUDES HEROICAS»

DEL SIERVO DE DIOS PÍO XII

La firma por parte del Papa del decreto «sobre las virtudes heroicas» de Pío XII ha suscitado un cierto número de reacciones en el mundo judío, probablemente porque se trata de una firma cuyo significado está claro en el ámbito de la Iglesia católica y de los que “conocen los interiores”, y puede necesitar algunas explicaciones para un público más amplio, en particular el judío, comprensiblemente muy sensible a todo lo que tiene que ver con el periodo histórico de la segunda guerra mundial y del Holocausto.

Cuando el Papa firma un decreto «sobre las virtudes heroicas» de un Siervo de Dios, es decir de una persona de la que se ha comenzado la causa de beatificación, confirma la valoración positiva que la Congregación para las Causas de los Santos ha ya votado – tras un examen atento de los escritos y de los testimonios – sobre el hecho de que el candidato ha vivido de modo eminente las virtudes cristianas y manifestado su fe, su esperanza y su caridad en grado superior a lo que se espera normalmente de los fieles. Por eso puede ser propuesto como modelo de vida cristiana al pueblo de Dios. Naturalmente se tienen en cuenta en esta valoración las circunstancias en las que la persona ha vivido, por lo que es necesario un examen desde el punto de vista histórico, pero la valoración se refiere esencialmente al testimonio de vida cristiana dado por la persona (su intensa relación con Dios y la continua búsqueda de la perfección evangélica – como decía el Papa el pasado sñabado en su discurso a la Congregación para las Causas de los Santos), y no la valoración de la importancia histórica de todas sus decisiones operativas.

También una eventual beatificación sucesiva se coloca en la misma línea, de proponer al pueblo de Dios – con el ulterior consuelo del signo de las gracias extraordinarias dadas por Dios por intercesión del Siervo de Dios – un modelo de vida cristiana eminente. Con ocasión de la beatificación de Juan XXIII y de Pío IX, Juan Pablo II afirmaba: «La santidad vive en la historia y cada santo no se sustrae a los límites y condicionamientos propios de nuestra humnaidad. Beatificando a un hijo suyo, la Iglesia no celebra particulares opciones históricas realizadas por él, sino que más bien lo señala para la imitación y la veneración por sus virtudes en alabanza de la gracia divina que resplandece en ellas» (3.9.2000).

Esto no pretende en absoluto limitar la discusión sobre las elecciones concretas llevadas a cabo por Pío XIII en la situación en la que se encontraba. Por su parte, la Iglesia afirma que se realizaron con la pura intención de proceder lo mejor posible al servicio de altísima y dramática responsabilidad del Pontífice. En todo caso, la atención y la preocupación de Pío XII por la suerte de los judíos – cosa que ciertamente es relevante para la valoración de sus virtudes – están ampliamente atestiguadas y reconocidas también por muchos judíos.

Queda por tanto abierta también en el futuro la búsqueda y la valoración de los historiadores en su campo específico. Y en el caso concreto se comprende la petición de tener abiertas todas las posibilidades de investigación de los documentos. Ya Pablo VI había querido favorecer rápidamente esta investigación con la publicación de los volúmenes de las Actas y Documentos. Para la apertura completa de los archivos – como ser ha dicho muchas veces – es necesario proveer a la ordenación y a la catalogación de una masa enorme de documentos, que requiere un tiempo técnico aún de algunos años.

En cuanto al hecho de que los decretos sobre las virtudes heroicas del Papa Juan Pablo II y de Pío XII hayan sido promulgadas el mismo día, esto no significa un “emparejamiento” de ambas Causas de ahora en adelante. Las dos Causas son del todo independientes y seguirán cada una su propio recorrido. No hay por tanto ningún motivo para hipotizar sobre una eventual beatificación contemporánea.

Finalmente, las disposiciones de gran amistad y respeto del Papa Benedicto XVI hacia el pueblo judío han sido ya atestiguadas muchísimas veces y encuentran en su propio trabajo teológico un testimonio innegable. Está claro por tanto que la reciente firma del decreto no debe de ningún modo leerse como un acto hostil contra el pueblo judío y se augura que no se considere como un obstáculo en el camino del dialogo entre el judaísmo y la Iglesia católica. Se augura al contrario que la próxima visita del Papa a la Sinagoga de Roma sea ocasión para reafirmar y reforzar con gran cordialidad estos vínculos de amistad y estima.

[Traducción del italiano por Inma Álvarez]

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ZENIT Staff

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