Obispos: Los fondos europeos no deben destinarse al aborto en países pobres

Comentan la aprobación del informe Sandbaek

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BRUSELAS, 13 febrero 2003 (ZENIT.org).- La Comisión de las Conferencias Episcopales de la Comunidad Europea (COMECE) publicó este jueves un comunicado en el que afirma que los fondos de ayuda de la Unión Europea no pueden destinarse a financiar el aborto.

El comunicado se publica con motivo de la adopción por parte del Parlamento Europeo ese mismo día del informe redactado por Ulla Margrethe Sandbaek en el que se solicita ayuda comunitaria para programas de «salud reproductiva y sexual» en los países en desarrollo por un valor de 73,95 millones de euros para el periodo 2003-2006.

«La COMECE ha seguido de cerca la preparación de este informe durante los últimos meses y ha hecho propuestas a través de contactos con instituciones relevantes –revelan los obispos–. Varias enmiendas parlamentarias han mejorado la propuesta original de la Comisión y reflejan las preocupaciones suscitadas por nuestras propuestas. Incluyen referencias a la importancia de la educación, de la responsabilidad individual, y el derecho a la participación y la consulta de las familias en la aplicación de la regulación».

«La COMECE aprecia la contribución substancial de la Unión Europea (UE) a la asistencia al desarrollo –añaden–. La política del desarrollo debería promover una visión integral de la dignidad de la persona humana, no sólo de los derechos de un individuo, sino también de su responsabilidad frente a la familia y la sociedad. Estamos preocupados por el hecho de que el borrador de reglamentación se aleja de esta visión integral para centrarse en los derechos individuales sexuales y reproductivos».

«Incentivos para alentar el aborto no deben fundamentarse bajo esta reglamentación. De todos modos, no excluye los servicios abortivos –siguen diciendo los prelados–. El borrador de reglamentación se refiere a «servicios de salud reproductiva y sexual» en los países desarrollados. Si bien no define el objetivo de estos servicios, se entiende que incluyen el aborto. Corresponde sin embargo al país que recibe los fondos decidir según su legislación si estos servicios incluyen el aborto».

«El aborto acaba con la vida de un niño no nacido, y es por este motivo éticamente inaceptable –recuerda la COMECE–. Estamos profundamente preocupados por el hecho de que los fondos del presupuesto de la Unión Europea sean utilizados para ofrecer servicios abortivos bajo esta reglamentación. Confiamos en que bajo esta reglamentación no haya discriminaciones de financiación contra organizaciones sanitarias y de desarrollo que no ofrecen el aborto».

Los obispos recuerdan por último que «la cooperación al desarrollo de la Comunidad Europea debe aplicarse siempre en el marco legal del país afectado», según afirmó Poul Nielson, comisario europeo para el Desarrollo, en la carta a los miembros del Parlamento Europeo el pasado 13 de enero.

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ZENIT Staff

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