Representante ortodoxo: «Tragedia común» la falta de comunión entre Oriente y Occidente

VIENA/MOSCÚ, jueves, 12 julio 2007 (ZENIT.org).- El representante de la Iglesia Ortodoxa Rusa en las Instituciones Europeas reconoce que la ruptura de la comunión eucarística entre Oriente y Occidente es «una tragedia común».

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Con esta afirmación, el obispo ortodoxo Hilarión Alfeyev de Viena y Austria aborda, en un comentario ofrecido a Zenit, el documento difundido el martes por la Congregación vaticana para la Doctrina de la Fe («Respuestas a algunas preguntas acerca de ciertos aspectos de la doctrina sobre la Iglesia», acompañado de un Comentario).

Considera que el documento «presenta la posición del Magisterio católico sobre las Iglesias y comunidades que no están en comunión con el obispo de Roma», y que «no aporta nada nuevo respecto a textos precedentes análogos, como la [declaración] “Dominus Iesus”».

El documento de la Santa Sede se basa en el credo de que la Iglesia de Cristo es una, y que subsiste en la Iglesia católica. La palabra “subsiste”, según el texto, es atribuida exclusivamente a la Iglesia católica, ya que se refiere precisamente a la nota de la unidad profesada en los símbolos de la fe.

Pero para el obispo Alfeyev, «la distinción entre “subsiste” y “está presente y operante” es probablemente significativa desde el punto de vista de la tradición teológica latina, pero no tiene mucho sentido para un teólogo ortodoxo».

Para los ortodoxos «“subsistir” significa precisamente “estar presente y ser operante”, y creemos que la Iglesia de Cristo subsiste, está presente y operante en la Iglesia ortodoxa», expresa.

El documento de la Santa Sede se refiere a las Iglesias Orientales separadas de la plena comunión con la Iglesia católica, y expresa que estas Iglesias, aunque separadas, tienen verdaderos sacramentos y, sobre todo, en virtud de la sucesión apostólica, el sacerdocio y la Eucaristía.

Extremos también compartidos por los ortodoxos, subraya el obispo Alfeyev; por eso «aquellas comunidades eclesiales que no gozan de la sucesión apostólica y no han conservado la genuina compresión de la Eucaristía y de los demás sacramentos no pueden ser llamadas “Iglesias” en el sentido propio del término».

«La división entre los ortodoxos y los protestantes es, por lo tanto, mucho más profunda y sustancial que aquella entre los ortodoxos y los católicos», constata.

El primado petrino es otro punto recogido por el documento de la Santa Sede, recordando que la comunión con la Iglesia universal, cuya cabeza visible es el obispo de Roma y Sucesor de Pedro, no es un simple complemento externo de la Iglesia particular, sino uno de sus principios constitutivos internos, por lo que las Iglesias ortodoxas tienen una carencia objetiva en este sentido.

Por su parte los ortodoxos, apunta el obispo Alfeyev, «creen que, al no estar en comunión con ellos, la Iglesia católica romana “resiente una carencia”». «El restablecimiento de la comunión con la Iglesia ortodoxa debe ser para la Iglesia católica tan importante como el restablecimiento de la comunión con la Iglesia de Roma para la Iglesia ortodoxa», señala.

Y ésta –recuerda el prelado ortodoxo- «no reconoce al obispo de Roma como “pontifex maximus” de la Iglesia universal»; en caso de restablecimiento de la comunión eucarística, lo considerará «primero entre iguales (“primus inter pares”) en la familia de los primados de las Iglesias locales» pues, para los ortodoxos, el primado del obispo de Roma «es de honor, no de jurisdicción».

Para el obispo Alfeyev, «la ruptura de la comunión eucarística entre Oriente y Occidente es una tragedia común que afecta tanto a la Iglesia católica como a la ortodoxa. Y la búsqueda de la unidad debería ser de igual importancia para ambas».

Por parte del Patriarcado ortodoxo de Moscú, el presidente del Departamento de Relaciones Externas del mismo, el metropolita de Smolensk y Kaliningrad, Kirill, considera el documento de la Santa Sede «una postura honesta que muestra qué cerca, o al contrario, qué divididos estamos».

En declaraciones a la prensa, citadas el miércoles por «Interfax», el metropolita ortodoxo subrayó que «para que ocurra un diálogo sincero, es necesario tener una visión clara de la postura de la otra parte». Asimismo constata que el documento no contiene novedades.

«La Iglesia ortodoxa es, según la sucesión apostólica, heredera de la antigua e indivisa Iglesia; por esto cada cosa contenida en el documento católico se aplica con buena razón también a la Iglesia ortodoxa», añadió.

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ZENIT Staff

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