Superiores salesianos analizan el «laicismo anticatólico» europeo

Juan Pablo II les saluda durante el Ángelus

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ROMA, domingo, 5 diciembre 2004 (ZENIT.org).- Juan Pablo II saludó este domingo a los superiores salesianos que en estos momentos se encuentran reunidos para analizar los desafíos que la Iglesia y su familia religiosa tienen que afrontar en Europa.

Antes de despedirse de los peregrinos congregados este domingo en la plaza de San Pedro del Vaticano, el Santo Padre saludó a los inspectores salesianos de Europa que se encontraban presentes junto a su rector mayor, don Pascual Chávez.

«Queridos, a través de vosotros, mi pensamiento alcanza a toda la familia salesiana, a la que bendigo de corazón», les dijo el Papa.

El 1 de diciembre comenzó el encuentro de los inspectores salesianos con la intervención del rector mayor en la que hizo un análisis de la situación social, política, económica, cultural y religiosa de Europa, informa la Agencia Internacional Salesiana de Información (ANS).

Don Chávez presentó una lectura de la actualidad de la situación del continente que después de las profundas heridas sufridas hasta la segunda guerra mundial (guerras, campos de concentración, gulags, shoah, etc.) quiso dar un giro, según el impulso de los padres de la nueva Europa (Robert Schuman, Alcide De Gasperi y Konrad Adenauer), hasta ser una Europa distinta, «reconciliada, unida, libre, democrática y solidaria, con el respeto de la autonomía de las propias naciones».

El rector mayor puso de manifiesto algunos aspectos negativos: la falta de una clara definición de qué es Europa, el relativismo moral, el reconocimiento del estado de derecho, de situaciones de hecho, etc.

«La preocupación más grande –afirmó don Chávez– está en la convicción que se oculta detrás del actual laicismo anticatólico, algo así como decir, que humanismo y cristianismo son dos realidades excluyentes, más aún, que entre el cristianismo católico y los principios en los que se reconoce Europa como institución, existe una incompatibilidad sustancial».

Don Chávez indicó algunos elementos negativos que se derivan de esta incomunicabilidad: «irrelevancia de la Iglesia, disolución de la familia, rotura de los anillos de transmisión de la fe y de los valores, rechazo de todo aquello que puede ser considerado católico».

Al mismo tiempo animó a superar el pesimismo y a asumir la actitud evangélica de la esperanza para continuar la obra de evangelización y de educación.

«La fe, el Evangelio, el Carisma Salesiano, son un patrimonio que debemos transmitir vitalmente porque son un don de Dios para la Iglesia y para los jóvenes. Deseo y creo que saldremos de este histórico encuentro convencidos de que tenemos futuro», propuso a los salesianos.

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ZENIT Staff

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