Surge en el Vaticano una Capilla, altavoz de la santidad de la familia

Dedicada a María, Madre de la Familia

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CIUDAD DEL VATICANO, jueves, 13 septiembre 2007 (ZENIT.org).- Dedicada a María, Madre de la Familia, la capilla del Palacio de la Gobernación del Estado de la Ciudad del Vaticano ofrece el ejemplo de la Familia de Nazaret para impulsar la santificación de las familias.

Así lo expresa el decreto de dedicación, firmado por el arcipreste de San Pedro y vicario general del Papa para la Ciudad del Vaticano, el arzobispo Angelo Comastri.

El documento exhorta a que, bajo la advocación de María, Madre de la Familia, la capilla «reavive en cuantos allí se recogen en oración el amor por la Virgen Santísima, Madre de Dios y Madre nuestra, confirme en ellos en especial el propósito de santificar la propia familia a la luz del ejemplo de la Sagrada Familia de Nazaret».

El prelado, en la Misa de dedicación en la capilla, que presidió en la mañana del miércoles en cardenal Tarcisio Bertone –secretario de Estado del Papa-, subrayó en su homilía el papel insustituible de la familia como Dios la ha querido.

«Dios elige la vida cotidiana. Dios elige la vida sencilla. Dios elige la vida de la casa y en la casa, símbolo de la familia indiscutible, se realiza así el mayor misterio de todos los tiempos –expresó monseñor Comastri-: el Hijo de Dios se hace hombre y se emparienta con cada uno de nosotros».

«Evidentemente con la elección de Nazaret Dios nos recuerda que la familia es el lugar privilegiado en el que Dios se manifiesta», subrayó, según se hizo eco Radio Vaticana.

Y es que «la familia es el lugar en el que Dios quiere nacer para hacerse presente en medio de nosotros y quiere continuamente renacer para que cada uno de nosotros pueda encontrarle y en el encuentro tener el sentido de la vida», sintetizó.

Consciente de que la familia puede marcar profundamente –para bien o para mal- la vida de cada hombre, insistió en la gran misión que corresponde a la Iglesia en la promoción de la familia.

«Creo que ha sido verdaderamente una inspiración dedicar esta imagen de la Virgen a María, Madre de la Familia. Hoy creo que sólo la Iglesia puede lanzar al mundo el desafío de la familia, de la familia verdadera», concluyó.

La dedicación a María, Madre de la Familia, de la Capilla de la Gobernación del Vaticano quiere ser un recuerdo permanente de la visita que Benedicto XVI realizó el pasado 31 de mayo al lugar, una ocasión en la que bendijo la representación pictórica de la Virgen –del renacentista Francesco Melanzio, recientemente restaurada–, colocada sobre el altar principal.

Aquel día, el Santo Padre pudo reunirse con la gran familia de cuantos trabajan en las distintas Oficinas del Estado de la Ciudad del Vaticano.

«Que la presencia de la Iglesia en medio de vuestras dependencias os recuerde cada día la mirada paterna de Dios que, en su providencia, os sigue y se ocupa de cada uno de vosotros», les dijo.

«Que la oración, que es diálogo confiado con el Señor, y la participación también entre semana en la celebración del Divino Sacrificio, que nos une a Cristo Salvador, sea el secreto y al fuerza de vuestras jornadas y os sostenga siempre, especialmente en los momentos difíciles», les animó el Papa.

Con una superficie de 44 hectáreas, la Ciudad del Vaticano es el Estado independiente más pequeño del mundo, tanto en número de habitantes como territorio.

El Estado de la Ciudad del Vaticano fue constituido por el Tratado de Letrán entre la Santa Sede y el Estado italiano, firmado el 11 de febrero de 1929. Quedó así establecida la personalidad del Vaticano como ente soberano de derecho público internacional. El objetivo fue asegurar a la Santa Sede, en su condición de suprema institución de la Iglesia Católica, la absoluta y visible independencia garantizándole una soberanía indiscutible también en el campo internacional.

La Iglesia Católica cumple con su misión evangélica a través de las distintas Iglesias particulares y locales y de su gobierno central, constituido por el Sumo Pontífice y por los Organismos que le ayudan en el ejercicio de sus responsabilidades con la Iglesia universal.

El Papa es el Jefe de Estado, con plenos poderes legislativos, ejecutivos y judiciales. El poder legislativo además es ejercido en nombre del Sumo Pontífice por una Comisión integrada por un Cardenal Presidente y otros cardenales nombrados por un quinquenio.

El poder ejecutivo es ejercido por el Presidente de la Comisión, y en esta condición, asume el nombre de Presidente de la Gobernación, y es ayudado por el Secretario General y por el Vicesecretario General. De él dependen las Direcciones y las Oficinas centrales en que se encuentra organizada la Gobernación, o sea, el complejo de organismos a través de los cuales es ejercido dicho poder.

Los órganos constituidos según el sistema judicial del Estado ejercen el poder judicial en nombre del Sumo Pontífice.

Más información en http://www.vaticanstate.va .

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ZENIT Staff

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