CIUDAD DEL VATICANO, lunes, 6 diciembre 2004 (ZENIT.org).- Juan Pablo II ha manifestado en un mensaje su dolor al recibir las noticias de las numerosas víctimas provocadas en los últimos días por los tifones en Filipinas.
Un telegrama, enviado en su nombre por el cardenal Angelo Sodano al arzobispo Fernando Capalla, presidente de la Conferencia Episcopal Filipina, expresa la cercanía espiritual del Papa a las familias de los fallecidos y a las personas comprometidas en las actividades de auxilio.
Más de 1.400 personas han muerto o se encuentran desaparecidas tras el paso de la tormenta tropical Winnie y del tifón Nanmadol que tuvo lugar la semana pasada en Filipinas, según un nuevo balance difundido este lunes por las autoridades.
En declaraciones a «Radio Vaticano», el arzobispo Antonio Franco, nuncio apostólico en Filipinas, reconoce que todavía es pronto para hacer un balance de las pérdidas humanas y materiales, pero confirma que «algunas aldeas han sido totalmente arrasadas. La gente lo ha perdido todo».
Ante esta situación, «se está moviendo un poco la solidaridad internacional y se da una gran participación de parte de todo el país» en las operaciones de ayuda.
«Las diferentes diócesis de Filipinas están organizando campañas de recolección tanto de dinero como de víveres, medicinas y ropa para poder ayudar a los damnificados».
El arzobispo italiano reconoce que «hay mucha oración y mucha fe» entre los filipinos.
«Esta gente está acostumbrada por desgracia a estas calamidades. Hay una gran fuerza de espíritu y una gran serenidad incluso para afrontar estas dificultades», concluye.
