Tristeza en la Santa Sede por la muerte de Terri Schiavo

Reacción del portavoz vaticano y del presidente del Consejo Pontificio de la Justicia y la Paz

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CIUDAD DEL VATICANO, viernes, 1 abril 2005 (ZENIT.org).- La Santa Sede ha expresado oficialmente tristeza por la muerte de Terri Schiavo, la mujer con daños cerebrales a la que se ha dejado morir de inanición por disposición de la Justicia estadounidense a petición de su marido.

En la tarde de este jueves, Joaquín Navarro-Valls, director de la Oficina de Información de la Santa Sede, reconoció que «las circunstancias de la muerte» «han entristecido justamente las conciencias».

«Se ha interrumpido una existencia –afirmó en un comunicado el portavoz vaticano– . Se ha anticipado arbitrariamente una muerte, ya que nutrir a una persona no puede considerarse nunca como ensañamiento terapéutico».

«No cabe duda de que no se pueden admitir excepciones al principio del carácter sacro de la vida desde su concepción a su muerte natural –añade el texto–. Aparte de un principio de ética cristiana, este es un principio de civilización humana».

«Esperemos que esta experiencia dramática sensibilice fuertemente a la opinión pública sobre la dignidad humana y lleve a una tutela más eficaz de la vida en el ámbito jurídico», concluyó Navarro-Valls.

El cardenal Renato R. Martino, presidente del Consejo Pontificio de la Justicia y de la Paz, ha definido la muerte de Terri como «un homicidio ante el que no se puede asistir indiferentes sin convertirse en cómplices».

Para el cardenal, se ha tratado de «una injusta condena a muerte de un inocente, con una de las formas más inhumanas y crueles, por hambre y sed».

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ZENIT Staff

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