EE. UU.: ¿Qué pasará después del «Encuentro 2000»? Responde Ronaldo Cruz

Print Friendly, PDF & Email

LOS ANGELES, 25 agosto (ZENIT.org).- Del 6 al 9 de julio se realizó en la ciudad de Los Angeles el «Encuentro 2000», la celebración central del gran Jubileo en los Estados Unidos. Al acontecimiento, convocado por la Conferencia Nacional de Obispos Católicos a través del Secretariado para Asuntos Hispanos, asistieron más de 5.000 líderes y agentes pastorales de 153 diócesis del país, incluyendo a 82 obispos nacionales, seis de América Latina y un enviado personal del Papa Juan Pablo II.

Share this Entry
Print Friendly, PDF & Email

Los 5000 asistentes representaban a comunidades católicas en los Estados Unidos provenientes de 150 países de origen, prácticamente todo el arco iris racial y cultural del mundo. Constituyó un momento particularmente interesante, pues puso de manifiesto el liderazgo que ya está desempañando en la Iglesia católica de ese país la comunidad hispana. Así lo explica Ronaldo Cruz, director ejecutivo del Secretariado para Asuntos Hispanos de la Conferencia de Obispos Católicos de Estados Unidos.

–Evidentemente Encuentro 2000 fue todo un éxito; se logró la interacción entre los diversos grupos y el enriquecimiento mutuo, pero ¿cómo continuar este impulso multicultural sin que se diluya la personalidad propia de la comunidad hispana, que es la que más crecimiento experimenta en estos momentos en Estados Unidos?

–Ron Cruz: Ese es un punto clave. El propósito de este encuentro era traer y unir a todas las razas de la Iglesia para que nos conocieran como hispanos y para que el hispano también conozca a los otros pueblos católicos, pues en nuestra historia el hispano iba con el hispano, el asiático con el asiático, el afro-americano con el afro-americano y nunca nos unimos en solidaridad para llegar a nuestro fin común que es construir el Reino de Dios. Si no nos conocemos y si no hay amistad entre nosotros, jamás habrá colaboración. Así que el primer paso ya está dado, lo cual para nada diluye lo hispano, al contrario…

— Antes de este Encuentro multicultural hubo tres Encuentros nacionales hispanos, ¿crees que debe seguir habiendo Encuentros hispanos?

— Ron Cruz: Los obispos jamás han dicho que ya no van a continuar los encuentros hispanos, al contrario. Encuentro 2000 se hizo de esta manera porque estamos celebrando el Jubileo. El Papa nos ha dicho hay que unir a la Iglesia, a los cristianos y a todas las religiones, en base a lo que dice el Sínodo de América: «Un encuentro con Jesucristo vivo, el camino hacia la conversión, comunión y solidaridad en América». La unión no se puede llevar a cabo sin este proceso. América, para que sea una, tiene que estar en solidaridad, y para que esté en solidaridad tiene que estar en comunión y ¿cómo va a estar en comunión si no hay conversión?. Esa conversión es el propósito de este encuentro, es el encuentro con Jesucristo vivo. Este es el propósito número uno. Continuamos como somos, pero con una perspectiva más amplia. Nosotros como liderazgo hispano a nivel de parroquia, diócesis, región y nación, tenemos que ver que el hispano en el nuevo milenio tiene que ser ministro para todos los católicos y no solo para los hispanos. Tenemos que continuar la pastoral hispana con más fuerza que antes, pero con esa perspectiva amplia de ser Iglesia, para servir los otros cuando sea necesario.

Tuvimos tres Encuentros antes que éste, y seguramente tendremos un quinto Encuentro hispano. Pero ahora quizás habrá también un segundo Encuentro para los afro-americanos…

— Es evidente que la experiencia de la experiencia de América Latina ha logrado crear una íntima relación entre la fe y la realidad, la importancia que tiene el mensaje cristiano en temas como el de la justicia social, lo cual puede servir de ayuda a otros grupos étnicos o comunidades en la Iglesia. Pero ¿cómo evitar que suceda lo que sucedió en ciertos periodos en América Latina, cuando nuestra vida pastoral se «superpolitizó» y se redujo al aspecto sociológico y político?

–Ron Cruz: La enseñanza social de la Iglesia debe ser nuestra guía para meternos en política como laicos. No debe ser una política por la política en sí, debe basarse en las enseñanzas de la Iglesia. Cada cual tiene el deber, el derecho y la responsabilidad de ser político y politizar lo que sea necesario para el bienestar de la comunidad y el bien común, pero sin perder de vista que nuestro fin es el Reino de Dios.

— Muchas veces perdimos ese vínculo con la fe; nos fuimos de lleno a la política y nos olvidamos del origen, de nuestro amor por Cristo.

–Ron Cruz: Todos venimos de una experiencia política, yo soy uno de los chicanos de los años sesenta. Todo mi proceso de desarrollo empezó con la política, no con la formación de la Iglesia. En realidad todo esto empezó como un proceso civil. El «Chicano power» no tenía nada que ver con la religión. La Iglesia intervino adecuada y oportunamente y evangelizó este proceso. Yo con el tiempo me di cuenta de que la institución que estaba más cerca de mi alma, con quien más me identificaba era con la Iglesia. Entonces pasé por un proceso de conversión.
Ricardo Olvera, El Heraldo Católico

Share this Entry

ZENIT Staff

Apoye a ZENIT

Si este artículo le ha gustado puede apoyar a ZENIT con una donación

@media only screen and (max-width: 600px) { .printfriendly { display: none !important; } }