Con este motivo, los católicos de toda Rusia han preparado también, en esta localidad, su primer Congreso Mariológico tras la recuperación de la libertad.
Ante el crecimiento de las comunidades católicas en Siberia, Juan Pablo II decidió el mes de mayo del año pasado erigir prácticamente una nueva diócesis en Irkutsk, aunque su nombre técnico no es el de diócesis sino administración apostólica.
Siberia era quizá hasta entonces la diócesis más grande del mundo. De este modo, ahora dos territorios eclesiásticos, uno para Siberia Oriental y el otro para la Occidental. El obispo de la región Oriental es monseñor Josehp Werth, quien tiene su sede en Novosibirsk. Cuando sólo tenía 39 años, en 1991, Juan Pablo II, quien le estima mucho, le encargó la reestructuración de la Iglesia en esta región. El obispo en Irkutsk es monseñor Jerzy Mazur, religioso verbita, un año más joven que monseñor Werth.
En las dos Siberias, hay un millón de católicos (la mayoría son deportados o hijos de deportados de origen alemán, polaco, ucranio, etc.). Viven entre una población de algo más de 25 millones de habitantes esparcidos a través de 12 millones de kilómetros cuadrados.