Juan Pablo II está representado en el encuentro por el cardenal Francis Arinze, presidente del Consejo Pontificio para el Diálogo Interreligioso. «La Iglesia católica participará en el encuentro en el espíritu del Jubileo. Estamos convencidos de que las religiones pueden traer armonía y paz al mundo», ha declarado a la agencia «Fides», monseñor Félix Machado, subsecretario del Consejo Pontificio para el Diálogo Interreligioso.
El encuentro sirve también para preparar la Cumbre del Milenio, que se celebrará entre el 6 y el 8 de septiembre y en la que participarán buena parte de los jefes de Estado del mundo para discutir el papel de las Naciones Unidas en el futuro.
Esta cumbre de líderes religiosos, según monseñor Machado, constituye «una iniciativa de la Organización de las Naciones Unidas digna de alabanza, pues reconoce que las religiones pueden ofrecer una decisiva contribución a la paz».
«La Iglesia católica cree en la posibilidad de que este camino traiga frutos concretos de paz –añade el representante del Consejo Pontificio para el Diálogo Interreligioso–. Si se convence a los líderes, las comunidades locales aprenderán a vivir en diálogo y armonía».
Durante la primera jornada de sesiones se están debatiendo cuatro asuntos generales: «Un llamamiento al diálogo», «El papel de la religión en la transformación de los conflictos», «Hacia el perdón y la reconciliación» y «Fin de la violencia, la pobreza y la degradación del medio ambiente».
La Cumbre se clausurará con una Declaración por la Paz Mundial y la creación de un Consejo Internacional de Asesoramiento para Líderes Religiosos y Espirituales, que serán utilizados por la ONU en la prevención de conflictos y los esfuerzos para resolverlos.
En la cumbre participarán representantes del cristianismo, el islam, el confucianismo, el judaísmo, el hinduismo, el taoísmo, la comunidad de los siks y de los shinto, etc.
La reunión, sin embargo, ha suscitado protestas por la decisión de la cumbre de las Naciones Unidas de no invitar al Dalai Lama, ganador del premio Nobel de la paz en 1989 y exiliado desde hace 41 años en la India, debido a la prohibición expresa de China, uno de los cinco miembros permanentes del Consejo de Seguridad.
Varios grupos defensores de los derechos humanos, como la organización Human Rights, han convocado actos de protesta frente a la sede de la ONU en Nueva York contra el gobierno chino por su actitud respecto al Dalai Lama. «Mucha gente está decepcionada y no entiende la decisión, pero tenemos que reconocer también que esta es la casa de los Estados miembros y hay que comprender sus sensibilidades», explicó Kofi Annan para justificar la ausencia del líder budista tibetano.