El cardenal Deskur y Karol Wojtyla se conocen desde los años de clandestinidad bajo el nazismo en que eran compañeros en el seminario de Cracovia. «Mientras aquí en Roma --escribe en su mensaje el Papa al amigo de muchos años-- me preparo a cerrar la XV Jornada Mundial de la Juventud, al mismo tiempo me alegro contigo por este feliz acontecimiento y alabo a Dios con corazón agradecido».

El cardenal Deskur, ordenado sacerdote en 1950, desde el 1952 entró a formar parte de la Comisión para el cine, la radio y la televisión de la Santa Sede, participó en el Concilio Vaticano II y desde 1973 fue presidente del Pontificio Consejo para las Comunicaciones Sociales. Con esta experiencia y ascendente en Roma, según muchos analistas y observadores, Deskur acogía a su amigo Wojtyla cuando éste visitaba la Ciudad Eterna, y fue también él quien le presentó a muchos de sus amigos cardenales.

«Fuiste fiel al magisterio de la Iglesia --sigue el Pontífice-- y tuviste preocupación por la divulgación de la doctrina evangélica, teniendo ante ti la exhortación del Redentor: si permanecéis fieles a mi palabra, seréis en verdad mis discípulos, conoceréis la verdad y la verdad os hará libres».

El primer día de su elección como Papa, Karol Wojtyla se escapó del Vaticano a primera hora de la tarde en automóvil para ir a visitar al hospital al obispo Deskur, pues tres días antes, había sufrido un ataque de parálisis. Más tarde, el Papa le creó cardenal y su amigo siendo su cercano consejero, pues aunque ha vivido estos veinte años en silla de ruedas, su mente ha sido aguda y siempre desbordante de humor.

El card. Biffi en Rimini: «Quien no cree en Dios, acaba creyendo en todo»

RIMINI, 22 agosto (ZENIT.org).- En un auditorio lleno hasta los topes, con motivo del Míting por la Amistad entre los Pueblos, organizado por Comunión y Liberación en la ciudad italiana de Rimini, el cardenal Giacomo Biffi, arzobispo de Bolonia, ilustró ayer el tema de la edición de este año que congregará durante una semana a unas 700 mil personas: «2000 años: un ideal sin fin».

«Nos vemos en Toronto»

ROMA, 22 agosto (ZENIT.org-AVVENIRE).- Para una tierra joven, de inmigrantes jóvenes, es normal tener por arzobispo llegado como joven inmigrante. Aloysius Matthew Ambrozic llegó a Toronto en 1948, procedente de Eslovenia. Nació en 1930 en Gabrje, cerca de Lubiana. Era sacerdote en 1955, nombrado arzobispo de Toronto en 1990 y creado cardenal en 1998. Su arquidiócesis será anfitriona del 22 al 26 de julio del 2002 de la próxima Jornada Mundial de la Juventud (JMJ).