Argentina: Congreso Eucarístico, una marea humana que pidió perdón a Dios

Card. Castillo Lara: «Demoler el muro del odio y encarar la reconciliación»

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CORDOBA, 10 sep (ZENIT.org).- No hubo cálculos que valieran. Aunque el predio del Parque Sarmiento en el que se realizó el acto de apertura del Encuentro Eucarístico Nacional fuera capaz de albergar a 200.000 almas, como lo sostuvieron los organizadores, o que la policía haya calculado la concurrencia en 150.000 personas, será difícil medir en números lo que bien podría describirse como una verdadera marea humana, que en absoluto orden y silencio escuchó con atención e hizo propia la «Confesión de las culpas, arrepentimiento y pedido de perdón de la Iglesia en la Argentina».

Esta Reconciliación de los Bautizados fue encabezada por el arzobispo de Paraná y presidente de la Conferencia Episcopal Argentina, monseñor Estanislao Esteban Karlic, acompañado por el obispo de Azul, monseñor Emilio Bianchi di Cárcano, sacerdotes, un diácono, religiosas y varios laicos.

«Tenemos el deber de acordarnos ante Ti –reconoció en su plegaria–, de aquellos hechos dramáticos y crueles. Te pedimos perdón por los silencios responsables y por la participación efectiva de muchos de tus hijos en tanto desencuentro político, en el atropello a las libertades, en la tortura y la delación, en la persecución política y la intransigencia ideológica, en las luchas y las guerras y la muerte absurda que ensangrentaron nuestro país».

Otro momento fuerte de la confesión de los pecados, en el marco de las sospechas de corrupción que envuelven al Senado nacional, fue cuando se habló de los «inaceptables enriquecimientos ilícitos de algunos, a costa de la marginación y exclusión de muchos en nuestra patria».

«Ten misericordia de aquellos hijos tuyos que se sirvieron del poder para sus propios beneficios. Perdona tanta corrupción cultural y la explotación del trabajo que violenta la dignidad y responsabilidad del hombre y daña todo el conjunto de la sociedad», añadió monseñor Karlic.

Por su parte, el enviado especial de Juan Pablo II al Encuentro Eucarístico Nacional, cardenal Rosalio Castillo Lara, dijo en la misa de apertura de las jornadas, concelebrada por 72 obispos y cientos de sacerdotes, que Argentina «no puede enfrentarse al nuevo milenio con el cáncer pernicioso en sus tejidos sociales que representó lo vivido en la década de los setenta, cuando el país sufrió un período de violencia irracional, de violaciones de derechos humanos, y se produjo un dramático enfrentamiento de hermanos que
ha dejado como secuela un abismo de resentimiento, de rencor y hasta de odio.

Tras anunciar el saludo de Juan Pablo II, que la multitud recibió con jubilosos aplausos, el cardenal Castillo Lara reconoció que se hallaba en un encuentro con sabor a fiesta que nos invita a dar público testimonio de la fe y a comprometernos a hacerlo brillar en nuestras vidas, haciendo tangible y visible la fraternidad. Es también un momento propicio para hacer un balance de cómo penetra el Evangelio en nuestra vida y en las estructuras de una sociedad que presenta gravísimas fallas en puntos fundamentales de nuestra religión, como el respeto a la dignidad de la persona humana.

Al iniciarse la segunda jornada del Encuentro Eucarístico Nacional, el cardenal venezolano Castillo Lara presidió una misa en la unidad penitenciaria nº 2, del barrio capitalino de San Martín, donde expresó que la pena y la prisión no pueden transformarse en una especie de venganza institucional, sino que tienen sentido si contribuyen a la renovación del hombre, ofreciendo al que se ha equivocado seguir el itinerario de rescate moral y de crecimiento personal y comunitario con vistas a una reinserción positiva en la sociedad.

En esa segunda jornada, monseñor Karlic, llamó a crear un clima general de reconciliación, y un estilo de vida en el cual el perdón y la misericordia sean algo cotidiano.En diálogo con un reducido grupo de periodistas, el prelado consideró que se trató de una experiencia muy profunda, que abarcó también a la multitud presente en el Parque Sarmiento, identificada con ese deseo de purificación interior en el jubileo.

En la segunda jornada del Encuentro Eucarístico Nacional, los niños y adolescentes peregrinos realizaron gestos solidarios y tuvieron encuentros fraternos para llevar a la práctica la consigna del sábado: comunión y solidaridad.

El ecumenismo tuvo también su espacio destacado dentro del Encuentro Eucarístico, lo que llevó a decir al secretario de Culto de la Nación, doctor Norberto Padilla que nunca había visto nada igual no sólo por lo vivido anoche en el acto inaugural, cuando los pastores argentinos se abrazaron con los líderes de todas las confesiones cristianas, sino también por el emotivo acto en el Teatro Real, con 500 inscritos, que culminó en la catedral. El templo lucía repleto y participaron los cardenales Castillo Lara y Primatesta, los obispos de Córdoba, de San Rafael y auxiliar de Buenos Aires. También estaban los representantes de las Iglesias anglicana, bautista, metodista, luterana y ortodoxa.

En un día marcado por los gestos y acciones solidarias, los obispos tuvieron un destacado protagonismo al animar con su presencia casi una veintena de centros en los que se evaluaron por grupos temas sociales.

En el foro de trabajo y desocupación, el obispo de San Isidro y presidente de Cáritas, monseñor Jorge Casaretto, estimó que el desempleo es uno de los problemas más serios del país, ya que nunca se ha llegado una cifra de desocupación como la actual. Las quejas por la situación –dijo– deben transformarse en acciones positivas, en las que se asuman actitudes responsables. Un buen momento para ello lo constituye este Encuentro Eucarístico Nacional, que impulsa una Argentina reconciliada, que busca la comunión de todos sus miembros y se capacita para ejercitar una solidaridad mucho más profunda.

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ZENIT Staff

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