En la celebración eucarística conclusiva, que tuvo lugar al aire libre, en la plaza de la Libertad de Bratislava, participaron más de cien mil personas y fue transmitida en directo por la televisión eslovaca. Junto a los fieles, procedentes de todas las diócesis del país, se encontraban los obispos eslovacos, representantes de los episcopados de naciones vecinas.
El enviado pontificio, el cardenal Frantiszek Macharski, arzobispo de Cracovia, insistió en su homilía en el «milagro» que supone la Eucaristía y en la fuerza que imprime en la vida cotidiana del creyente.