NAPOLES, 28 sep (ZENIT.org).- Con motivo de una operación contra la pederastia en Italia, se ha descubierto una red ruso-italiana, con 11 arrestados y 1.700 personas investigadas.
La red ofrecía, a través de Internet, fotos y videos de niños rusos objeto de abusos, violencia e incluso asesinato mientras eran filmados. A las indagaciones, que han durado año y medio, ha contribuido al padre Fortunato Di Noto, párroco de Avola (Siracusa), fundador del «Teléfono Arcoiris», que desde hace cuatro años, ayudado por un grupo de jóvenes de su parroquia, investiga sobre los sitios Internet usados por los pederastas. El párroco fue el primero en dar la voz de alarma tras dar con el sitio blindado de esta organización criminal.
No es ajena a esta explotación la situación en la que se encuentran los niños en los países del Este europeo. En Rusia actualmente hay cuatro millones de niños en la calle. Los niños explotados por la red de pederastia provenían de la calle o eran raptados en orfanatos rusos. Otros eran secuestrados a los padres o las niñeras durante espectáculos de circo o en
los parques públicos.
El presidente da la asociación italiana de adopción internacional AiBi, Marco Griffini, explica la terrible situación de los niños en los países ex comunistas. En Rumanía, se hacinan en orfanatos decrépitos creados por el líder comunista Ceucescu. Familias con 8 o 10 hijos, empobrecidas por la situación económica del país, los abandonan en estas instituciones. En Bulgaria se inyectan heroína a los siete años. En Albania, cuando van a la escuela, las niñas deben correr para no ser raptadas y vendidas para la prostitución en Occidente.
«En la URSS el niño no pertenecía a la familia, a la cual no competía ni siquiera su educación –explica Marco Griffini–. Era el Estado quien se hacía cargo de la infancia. Así era habitual entre las familias indigentes dejar los hijos en los centros estatales, comprometiéndose a volver a recogerlos cuando los niños tenían ya 12 o 13 años y les servían como fuerza de trabajo. Porque las familias debían pensar antes que nada en sobrevivir y el niño no era su preocupación principal».
Disuelto el régimen comunista, lo primero que ha desaparecido han sido los gastos asistenciales. «Por esto –añade Griffini– es una constante en los países del Este encontrarse con una infancia en dificultad: el niño no es un recurso sino un problema. No hay respecto una cultura del respeto y de los derechos del niño».