CIUDAD DE MEXICO, 29 sep (ZENIT.org).- Más de 120 personas de 38 diócesis y varias congregaciones religiosas, han participado del 25 al 27 de septiembre, en un encuentro nacional de la Red Informática de la Iglesia en América Latina (RIIAL) convocado por la Secretaría General de la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM) para estudiar la manera en que la Iglesia debe asumir las nuevas tecnologías de comunicación y usarlas para difundir el Evangelio.
Según revela el Servicio de Observación Sobre Internet, este Segundo Encuentro Nacional estuvo organizado por Abraham López, coordinador de la RIIAL en México, y contó con la participación del Pontificio Consejo para las Comunicaciones Sociales, representado por Leticia Soberón.
El tema del Encuentro, «Instituciones generadoras de contenidos católicos», sirvió para conocer y encontrar puntos de coincidencia entre entidades como congregaciones religiosas, comisiones episcopales, medios de comunicación eclesiales, etc., que desean estrechar su colaboración para evangelizar el ciberespacio.
Durante los talleres y las sesiones de trabajo se manifestó la importancia de reconocer la labor de especialistas en contenidos y diferenciar a éstos de los técnicos informáticos, teniendo siempre en cuenta que, en su especificidad, ambas labores requieren profesionalidad. Estuvieron presentes entidades como la Conferencia de Institutos Religiosos de México (CIRM), el Instituto Mexicano de Doctrina Social Cristiana (IMDOSOC), cuya actividad causó un amplio interés, el Instituto Tecnológico de Monterrey, Microsoft y otros.
El Servicio de Observación sobre Internet (SOI) también estuvo presente en el encuentro, representado por Elisabet Juanola y Alicia Santoyo, que animaron en los Talleres del área de contenidos la formación de equipos de trabajo para cumplir objetivos comunes, recordando que la RIIAL es –sobre
todo– un modo de operar para la unidad y la comunión en busca de optimizar recursos y ayudar a los más desprovistos.
Durante el encuentro, se insistió en la necesidad de no dejarse arrastrar por el vértigo del crecimiento de Internet, favoreciendo una actitud de «contemplación» –como hace con sus servicios informativos el SOI–, invitando al usuario para evitar la saturación de datos gracias a la creación en su día de espacios de silencio.
Los participantes hicieron énfasis en que la Iglesia no debe ir a remolque de las nuevas tecnologías sino ser pionera en el uso de estos lenguajes para verter contenidos humanos y evangélicos.