ROMA, 1 dic 2000 (ZENIT.org).- La crisis ética contemporánea se debe a la fractura entre verdad y libertad. Esta es la constatación a la que han llegado en Roma expertos en teología moral reunidos en días pasados.
Precisamente con el lema «Verdad y libertad en la teología moral» el Area Internacional de Investigación sobre la Teología Moral (AIRTM) del Instituto Juan Pablo II para Estudios sobre Matrimonio y Familia, reunió entre el 24 y el 25 de noviembre a en la Pontificia Universidad Lateranense a expertos de todo el mundo para tratar de profundizar la reflexión teológica sobre un argumento fundamental.
El congreso no se quedó en las ramas, teorizando de modo abstracto, sino que adoptó una perspectiva práctica de la moral, siguiendo un método coloquial, basado en la interacción y la confrontación. El director del AIRTM, monseñor Livio Melina, en declaraciones a «Radio Vaticano» confirma: la separación entre verdad y moral, como ya constató Juan Pablo II en la «Veritatis Splendor», «lleva, por una parte, a pensar en la verdad en manera extraña a la libertad y por tanto se convierte en una verdad mecánica, impuesta desde el exterior y que se siente "fea", como dijo en este congreso el profesor David Schindler, profesor de di Teología Fundamental en el Instituto Juan Pablo II de Washington, que ha sido el primer ponente; y, por otra parte, a pensar en una libertad que, desenganchada de la verdad, se convierte en arbitraria, concebida como expresión de un deseo, sin tener ya referencias sobre la propia dirección».
--¿Cuales han sido los resultados más relevantes de este tercer encuentro?
--Pienso que el resultado más relevante ha sido el de confrontarse, entre estudiosos de teología moral, sobre la posibilidad de pensar en la verdad, en la verdad moral cristiana, de acuerdo con la libertad. Ha habido muchas sugerencias interesantes: la idea, por ejemplo, de una síntesis de verdad y libertad que se encuentra originalmente en la belleza, como aquello que me atrae y que, por tanto, muestra la intrínseca armonía de la verdad con la libertad. O la idea de la dirección del sentido de la vida, en el cual se da únicamente la verdad: ha sido la contribución del profesor Giuseppe Angelini de la Facultad Teológica de Italia Septentrional de Milán. O la percepción de la experiencia originaria del amor, experiencia que da contenido a la libertad y, al mismo tiempo, una indicación sobre la naturaleza de la verdad.
Las ponencias del último día, del profesor José Noriega Bastos, en especial, han aclarado sobre todo cómo Cristo es la verdad del hombre. Ahora bien, Cristo puede ser verdad precisamente porque es camino. Se ha restablecido así una circularidad entre verdad y libertad. La verdad es guía de la libertad pero es accesible sólo al precio de un riesgo personal, de un riesgo de toda la persona en la actitud de fe, una actitud que también implica un riesgo práctico. Accede a la verdad sólo quien está también dispuesto a gastar la propia vida por ella.
--Y sin embargo a menudo la verdad se percibe como un moralismo que, desde el exterior, se impone a la libertad.
--Este es un gran desafío para el cristianismo; abandonar el moralismo y el reencontrar, en cambio, el sentido de una moralidad auténtica, de una moralidad que sea la expresión del dinamismo fundamental del corazón humano, que busca, a través de las propias acciones, la identidad propia en el amor y en la comunión de las personas; el reencontrar el sentido de la moralidad auténtica que fundamenta nuestras opciones y también nuestra vida cotidiana, de todo lo que cada día nos interpela. Esta es la contribución que, desde nuestro punto de vista, como grupo de investigación teológica, podemos dar.
El Instituto Pontificio para los Estudios sobre el Matrimonio y la Familia (http://www.pul.it/gp2.htm) ha sido fundado por Juan Pablo II para ofrecer a toda la Iglesia una contribución de reflexión teológica y pastoral sin la cual su misión evangelizadora carecería de una ayuda esencial.
Ofrece un máster en Ciencias del Matrimonio de la Familia, máster en Bioética, cursos de verano para el máster en Pastoral Matrimonial y Políticas Familiares; licencia en Teología del Matrimonio y de la Familia; doctorado en Teología con especialización en Teología del Matrimonio y de la Familia.
La sede central se encuentra en Roma, en la Universidad Pontificia Lateranense. Tiene, además, sedes en Estados Unidos, México, y España.
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