JERUSALÉN, 28 mar 2001 (ZENIT.org–FIDES).- Todos los obispos de la Iglesias cristianas con sede en Jerusalén han lanzado un llamamiento para que acabe cuanto antes «el conflicto que afecta a miles de vidas de esta tierra».
Los trece patriarcas, archimandritas y obispos que firman el mensaje con motivo de Pascua, declaran: «Creemos que la violencia, que se ha intensificado en los últimos meses, tendrá fin sólo cuando ambas partes en conflicto hagan un decidido esfuerzo para respetar cada una los derechos de la otra, afirmando la dignidad y el valor de cada vida a humana, hombres, mujeres y niños».
Convencidos de que «las negociaciones de paz entre israelíes y palestinos son el único y seguro camino para proveer al bienestar de todos nuestros pueblos», los representantes de las diversas comunidades cristianas añaden: «Nosotros pedimos con todo respeto protección para nuestro pueblo de modo que se obtenga el restablecimiento de mutua confianza y seguridad para israelíes y palestinos».
Luego, los jefes cristianos de Tierra Santa Sed dirigen a los gobiernos, organizaciones de ayuda, así como a las Iglesias y ciudadanos de todo el mundo para que ayuden a las personas más necesitadas de los territorios en conflicto. «A pesar de las ayudas llegadas hasta ahora (por las que expresamos sincera gratitud) –informan–, muchos se encuentran en la desesperación por falta de alimentos, ropa, alojamiento y otras cosas semejantes».
Recordando que ya queda poco para la Pascua, que en este año celebrarán en las mismas fechas los cristianos católicos y ortodoxos, concluyen: «Nosotros creemos firmemente que este es el momento del perdón y de la reconciliación».
El mensaje es firmado por lo líderes de las Iglesias ortodoxas griega, copta, etíope, siria, armenia, por representantes de la Iglesia evangélica luterana y de la Iglesia episcopal de Jerusalén y de Oriente Medio. El documento lleva por parte católica la firma del patriarca latino de Jerusalén, Su Beatitud Michel Sabbah y del padre Giovanni Battistelli, custodio de Tierra Santa; así como del patriarca sirio Ignatius VIII Pierre Abdul-Ahad; del melquita Maximus Sallum, del maronita Paul Nabil Sayyah y del armenio André Dikran Bedoghiyan.