CIUDAD DEL VATICANO, 1 abr 2001 (ZENIT.org).- La Cuaresma, que entra en su recta final, constituye una gran ayuda para los jóvenes de hoy. Lo afirmó Juan Pablo II este mediodía, antes de rezar con los fieles, la oración mariana del Angelus.
En estos días, explicó, Cristo les repite: «Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz cada día, y sígame».
Estas fueron las palabras del Papa con las que invitó también a los chicos y chicas a prepararse para encontrarse con él en Toronto, Canadá, en Julio del año 2002.
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¡Queridos hermanos y hermanas!
1. Comenzamos hoy el último tramo del camino cuaresmal que, con el próximo domingo, nos hará entrar en la Semana Santa. Mientras nos acercamos al gran acontecimiento de Pascua, sentimos de manera más apremiante la invitación de Jesús: «Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz cada día, y sígame» (Lucas 9, 23).
Esta exigente condición, puesta por Él a quien quiere seguirle, debe constituir el estilo del cristiano, que la Cuaresma nos invita a revisar, renovar y profundizar. Jesús no propone la mortificación como fin en sí mismo. En realidad, «negarse a sí mismo» y «tomar la cruz» equivale a asumir hasta el fondo la propia responsabilidad ante Dios y el prójimo. El Hijo de Dios ha sido fiel a la misión que le confió el Padre hasta derramar su propia sangre por nuestra salvación. A sus seguidores, les pide que hagan lo mismo, entregándose sin reservas a Dios y a los hermanos. Al acoger estas palabras, descubrimos cómo la Cuaresma es un tiempo de fecunda profundización en la fe. La Cuaresma tiene un elevado valor educativo, de manera particular, para los jóvenes, llamados a orientar con claridad su vida. A cada uno, Cristo les repite: «Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz cada día, y sígame».
2. Queridos jóvenes: éste es precisamente el tema de mi Mensaje para la XVI Jornada Mundial de la Juventud, que se celebrará en cada diócesis el próximo domingo, Domingo de Ramos. Cristo es exigente con sus discípulos y la Iglesia no duda en volver a presentaros también a vosotros su Evangelio «sin cortapisas». Quienes se ponen a la escucha del divino Maestro abrazan con amor su Cruz, que conduce a la plenitud de la vida y de la felicidad. ¿Acaso no es precisamente la Cruz quien guía desde hace ya quince años la peregrinación de los jóvenes con motivo de las Jornadas Mundiales de la Juventud?
Esta cruz, que ha dado la vuelta al mundo, el próximo domingo, al final de la Santa Misa en la Plaza de San Pedro, será entregada por los jóvenes de Roma a los de Toronto, ciudad de Canadá que acogerá el Encuentro mundial de la Juventud, en julio del año 2002.
3. Os invito, queridos jóvenes de Roma, a venir aquí, a la plaza de San Pedro, a prepararos para esta sugerente celebración, en la tarde del próximo jueves. Pasaremos juntos un momento de oración, reflexión y fiesta. Espero que seáis muy numerosos, y mientras tiene lugar nuestro encuentro, os encomiendo a vosotros y a vuestros coetáneos de todos los países y continentes a la Virgen Santísima para que os conduzca al encuentro con su Hijo, Jesús.
N.B.: Traducción realizada por Zenit.