AMBON, 10 abr 2001 (ZENIT.org).- El Servicio Jesuita para los Refugiados (JRS) revela que se han usado niños soldado en los sangrientos choques que han tenido lugar en las islas Molucas entre musulmanes y cristianos en el último año.
Se les llama «agas» y la palabra hace alusión una mosca pequeñita, que puede picar despiadadamente. Ahora los misioneros católicos trabajan con estos niños, para promover su rehabilitación.
Según un trabajador del lugar, este servicio de la Iglesia está atendiendo al 65% de todos los «agas» cristianos. Los voluntarios católicos del servicio para los refugiados les ofrecen actividades tales como diálogos sobre la Biblia, dibujo y juegos. «El objetivo es mantener ocupados a los niños, de manera que piensen menos en la guerra», explica el director del JRS en Indonesia, Edi Mulyono.
Un trabajador del JRS supo por uno de los niños que una vez le instigaron a matar a un funcionario público. El chico afirmó que le habían ofrecido una pistola y dinero si lo hacía pero que el se negó. Casi cada noche, un trabajador del servicio acompaña a los niños, con el fin de que sean menos vulnerables a la influencia de las personas que todavía tratan de usarlos, revelan fuentes del JRS.
El Centro de Crisis de la diócesis de Ambón acogía en las semanas pasadas a 42 jóvenes cristianos, el más de joven de ellos con 13 años, que habían combatido en la guerra y que ahora está protegidos por la parroquia San Francisco Javier de Ambón.
«Algunos de ellos han matado a otras personas y quemado casas. Muchos han perdido a familiares cercanos, padres y/o hermanos y no tienen donde ir», dice el informe de esa institución.
Mulyono añade: «Cada parte en lucha tenía sus propios «agas». Se pueden oir relatos de niños implicados en la quema de aldeas y que han arrojado bombas de queroseno. Muchos son menores de quince años y se da el caso de quienes llegan a tener sólo ocho años. Algunos están todavía en la guerra. Hay quien los ha utilizado como espías y otros fabrican bombas».