Nigeria: Líderes islámicos hacen presión para reforzar la «sharia»

Una medida que sigue provocando violentas tensiones

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KANO, 24 abril 2001 (ZENIT.org).- El Consejo Supremo Islámico de Nigeria ha criticado a los estados del norte del país africano por no obligar al estricto cumplimiento de la sharia, el código penal islámico, según informaba el 22 de abril la agencia Reuters.

El Consejo Nacional de los Ulamas consideró que Zamfara era el único de los seis estados que ha aplicado, en su opinión correctamente, la ley musulmana.

Zamfara fue objeto de protestas internacionales en enero por condenar a una joven de 17 años a cien latigazos, como castigo por haberse quedado embarazada fuera del matrimonio. Ella se defendió asegurando que su embarazo era fruto de una violación.

El jeque Umar Ibrahim Kabo, presidente del Consejo de los Ulamas del Estado de Kano, afirmó que la mayor parte de los estados ha puesto en vigor una «caricatura» de la ley para obtener votos de sus partidarios musulmanes, pero sin que afecte al modo de vida de los no musulmanes. «Han sido poco
críticos en este tema y no son sinceros en lo que están haciendo», dijo Kabo a los estudiantes islámicos reunidos de todas partes de Nigeria.

Elogiando los logros de Zanfara, el grupo pidió una inmediata y total implantación de la sharia en todos los estados que han adoptado el código.

Quienes asistieron a la reunión, que fue organizada por la Hisba Independiente del Estado de Kano, autodenominada policía de la sharia, no explicaron sus intenciones en el caso de que los gobiernos estatales no realicen la aplicación obligatoria de la ley islámica. Los ulamas dijeron que, aunque algunos estados estaban empezando a reprimir el alcohol, el juego y la prostitución, cerraban un ojo a otros incumplimientos como la mendicidad o el mercado negro.

Criticaron especialmente al estado de Kano, donde la obligación de la sharia ha dominado el escenario político, hasta el punto de que el gobernador del estado presidió una manifestación de cinco horas durante el Viernes Santo.

Los manifestantes empezaron por destruir bebidas alcohólicas, en un número determinado de clubes nocturnos, y acabaron con el incendio de varias barras de hotel por parte de vigilantes musulmanes. El Gobierno estatal se vio obligado más tarde a sancionar las actividades del gobernador, debido a que los ulamas amenazaron con obligar a cumplir la sharia si el Gobierno no actuaba.

La tendencia hacia la aplicación de la sharia ha creado dificultades en otras partes del país cuya población, de más de 110 millones, incluye un gran número de cristianos y animistas.

El presidente Olusegun Obasanjo, católico del sur del país, condenó en el pasado la aplicación de la sharia. Monseñor John Olorunfemi Onaiyekan declaró, cuando se instaló la sharia en Kaduna, que «el problema es que hay alguien que sopla sobre el fuego para destruir la democracia. Hay círculos a los que no les gusta la política del presidente Obasanjo y usan el problema religioso para ponerlo en dificultad».

«Esos círculos anti-Obasanjo –añadió– tienen contactos con el exterior y se usa el problema de la sharia para calentar los ánimos. No es casualidad que a la ceremonia de introducción de la sharia en Zamfara asistiese el embajador de Arabia Saudita y en cambio ningún representante del Gobierno central de Nigeria. Todos saben que Arabia Saudita ha prometido ayudas económicas a los estados que instauren la ley islámica. Y sin embargo antes nunca había ayudado a Nigeria».

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ZENIT Staff

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