La sangre de Cristo, «prenda» de reconciliación para las guerras de hoy

Juan Pablo II pide diálogo para acabar con la guerra en Sri Lanka

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CIUDAD DEL VATICANO, 1 julio 2001 (ZENIT.org).- Al comenzar el mes de julio, dedicado según la piedad popular a la preciosísima sangre de Cristo, Juan Pablo II hizo un llamamiento para «este misterio insondable de amor» se convierta en «prenda» para la reconciliación entre los pueblos en guerra, especialmente en Sri Lanka.

La libertad anunciada por el cristianismo «tiene un precio muy caro: la vida, la sangre del Redentor», recordó el pontífice en el mediodía de este domingo al dirigirse desde la ventana de su biblioteca a los miles de fieles reunidos como todos los domingos para rezar la oración mariana del «Angelus».

«¡Sí! La sangre de Cristo es el precio que Dios ha pagado para liberar a la humanidad de la esclavitud del pecado y de la muerte –explicó–. La sangre de Cristo es la prueba inconfundible del amor del Padre celeste por todo hombre, sin excluir a nadie».

«Que la meditación del sacrificio del Señor, prenda de esperanza y de paz para el mundo, aliente a construir la paz allí donde parece casi inalcanzable», añadió el Santo Padre.

En particular, quiso referirse a Sri Lanka, donde con motivo de la fiesta de la Virgen de Madhu, la comunidad católica se reunió este domingo en oración en ese famoso santuario para pedir el don de la paz. El templo es un caso realmente particular, pues no es sólo meta de peregrinaciones de católicos, sino también de hindúes, budistas y musulmanes.

La isla asiática, de algo más de 19 millones de habitantes, se encuentra ensangrentada desde que en los años ochenta estallaran las tensiones entre la mayoría ceilandesa y los separatistas tamiles. El conflicto ha dejado decenas de miles de muertos en una guerra de fuerte carácter étnico. Cientos de miles de civiles tamiles han abandonado la isla. La mayoría viven en campos de refugiados en India o han huido a otros países.

«La solución negociada es el único camino para afrontar las graves cuestiones que se encuentran en la base del presente conflicto», afirmó el Papa..

El 20 de noviembre de 1999 fueron asesinadas 44 personas, entre ellas 13 heridos, en los terrenos del Santuario de Madhu. En el ataque quedaron heridas también sesenta personas. Se encontraban refugiadas en el recinto sagrado huyendo de los enfrentamientos armados. El gobierno atribuyó la masacre a los rebeldes tamiles, mientras que los Tigres de Liberación del Eelam Tamil (TLET)
rechazaron frontalmente la acusación, asegurando que el responsable era el ejército ceilandés.

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ZENIT Staff

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