Indonesia: Líderes religiosos del Kalimantan piden que se detenga la limpieza étnica

Este año, quinientos muertos en los ataques de los dayak contra los madureses

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JAYAPURA, 11 julio 2001 (ZENIT.org).- La limpieza étnica continúa, y la situación sigue tensa en Kalimantan central y occidental, provincias indonesias de la isla del Borneo. Como consecuencia de la explosión de violencia de los indígenas dayak contra los inmigrantes madureses en los pasados meses de febrero y marzo han sido confirmadas más de 500 víctimas, informa la agencia Fides.

Miles de madureses dejaron sus casas en Kalimantan occidental, y llegaron a los campos de refugiados del Gobierno indonesio. Pero también los campos de refugiados sufren los ataques de por los dayak, que continúan las operaciones de limpieza étnica.

Mientras tanto, prosiguen los intentos de mediación: a principios de julio se entrevistaron, en Pontianak, los líderes de las dos étnias, que coincidieron en la urgencia de poner fin a la violencia. También los líderes religiosos de la región han lanzado una llamada a toda la comunidad pidiendo el fin de la violencia. Los líderes recuerdan “el deber de salvaguardar la dignidad de todo ser humano, y el que haya derechos iguales para todos”.
Esta llamada fue firmada por el obispo de Jayapura, monseñor Leo Laba Ladjar, y los dirigentes protestantes y musulmanes.

Al condenar el clima de tensión y los numerosos ataques, que han aumentado en los últimos meses, los líderes religiosos afirman: “El uso de la violencia se ha convertido en el único modo con que se afrontan los problemas, y a toda violencia no sigue más que violencia”. Por ello, piden: el respeto de la vida humana, don de Dios; el fin de la violencia entre civiles pero también por parte del Ejército y de la Policía; el esclarecimiento de la situación, identificando a los provocadores; afrontar los problemas con medios civiles y legales, sin venganzas privadas; un esfuerzo de diálogo y de paz en los lugares de la vida cotidiana: escuelas, mercados, puestos de trabajo, vida política… para lograr que ambas étnias se reconcilien.

Según fuentes locales de Fides, la razón principal del conflicto en Borneo es el contraste entre la riqueza de los madureses y la pobreza de los dayak. Los primeros son laboriosos, y activos en el comercio; los indígenas cuentan como único recurso con la naturaleza y la tierra. En el pasado, los inmigrantes madureses no respetaron la cultura de las tribus indígenas. Esto suscitó un odio que el Gobierno no ha conseguido controlar. En 1999, los enfrentamientos interétnicos causaron más de tres mil muertes entre los madureses, la mayor parte por decapitación.

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ZENIT Staff

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