CIUDAD DE GUATEMALA, 13 julio 2001 (ZENIT.org).- El presidente de Guatemala Alfonso Portillo ha hecho el pasado 11 de julio un llamamiento para la abolición de la pena de muerte en Guatemala, uno de los últimos países de América Latina donde todavía está vigente el castigo capital.
La posición abolicionista de Portillo, apoyada por amplias capas de la población y numerosas asociaciones humanitarias, incluida, como se sabe, la Iglesia Católica, ha sido en cambio muy criticada -según informa la agencia italiana ANSA- por exponentes de su mismo partido, el Frente Republicano Guatemalteco (FRG) y por la Asociación de Empresarios, convencidos de que es el único instrumento eficaz contra el aumento de la criminalidad.
Tras la abolición de la pena de muerte en Chile, el pasado 28 de mayo, son pocos los países latinoamericanos, entre ellos Cuba, que conservan esta forma de castigo irreversible, cuya efectividad contra el aumento de la delincuencia no ha sido probada por ningún país que la practica.
Para el próximo mes está programada la ejecución, en la cárcel de Ciudad de Guatemala, de Fermín Ramírez, un campesino condenado a muerte por un homicidio cometido en 1997.