CIUDAD DE GUATEMALA, 27 julio 2001 (ZENIT.org).- La Conferencia Episcopal de Guatemala ha rechazado la solicitud del gobierno del país para que uno de sus miembros fuera moderador de un posible diálogo nacional por considerar que la propuesta carece de condiciones indispensables.
Congregada en reunión extraordinaria el pasado 25 de julio, la Conferencia de los obispos, como explica en un comunicado oficial, «analizó con atención» la solicitud que ha presentado el vicepresidente de la nación, Juan Francisco Reyes López.
Tras haber escuchado «el parecer de varios sectores significativos de la sociedad», concluyó afirmando que «en el momento actual no se dan las circunstancias deseadas e indispensables para un diálogo fructífero y por lo tanto no hay lugar para ninguna mediación».
Los prelados consideran que antes es necesario que «las autoridades escuchen el clamor popular en los diversos campos bajo su responsabilidad».
«En primer lugar –explican–, es necesario que el Gobierno demuestre con hechos su voluntad de hacer transparente la administración de las finanzas públicas, de priorizar los gastos y de mejorar la recaudación de tributos».
«En segundo lugar –añaden–, los ciudadanos demandan que el Gobierno elabore un plan conocido y difundido para la conducción de la cosa pública y se atenga al mismo».
«Por último –concluyen los obispos–, es necesario devolver el clima de confianza, de credibilidad, de seguridad y de visión de futuro a una población angustiada y frustrada».
La Conferencia episcopal se dirige luego «a los ciudadanos, y en particular a la sociedad civil organizada» para pedirle «que mantenga una actitud pacífica, pero firme, de defensa de la institucionalidad democrática y constitucional».
El presidente de la Conferencia Episcopal de Guatemala, monseñor Víctor Hugo Martínez, declaraciones a la prensa ha indicado que los prelados tomaron la decisión por unanimidad pues «no podemos comprometernos en una situación tan confusa».
Según los obispos, el país afronta una grave crisis, condicionada ahora por la reforma fiscal. Además, concluye su moderador, «no tenemos claro si fuimos llamados para ser moderadores o testigos de honor».
Por su parte, monseñor Rodolfo Quezada Toruño tomó posesión este miércoles como nuevo arzobispo primado de Guatemala en una ceremonia a la que asistieron cardenales y obispos de Centroamérica.
Quezada Toruño fue nombrado el 18 de junio por Juan Pablo II para sustituir en el cargo al arzobispo Próspero Penados, que lo ocupó 18 años y al cumplir 75 años de edad en agosto renunció al cargo, como lo establece el Derecho Canónico.
Monseñor Quezada Toruño, de 69 años, había sido desde 1980 obispo de la diócesis de Zacapa, a 180 kilómetros al este del país, y fue conciliador en el proceso de paz en entre los años de 1987 y 1993.