No es necesario promulgar leyes específicas sobre sectas

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«Civiltà Cattolica» critica la nueva ley francesa

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ROMA, 27 julio 2001 (ZENIT.org).- La revista quincenal «La Civiltà Cattolica», en su último número publicado el 26 de julio, toma posición sobre el controvertido tema de si legislar o no específicamente contra el fenómeno de las sectas.

Un fenómeno que, en Francia, ha tomado tal magnitud que ha obligado a los legisladores a hacer una norma específica. Sin embargo, la revista se alinea con la posición de los obispos franceses, contrarios a regular este fenómeno, lindante con lo religioso. Una ley de este tipo, interpretada en manera radical, podría afectar a algunas prácticas de religiones tradicionalmente aceptadas.

El artículo de «La Civiltá Cattolica», cuyo borrador ha sido revisado por la Secretaría de Estado del Vaticano y que lleva la firma del jesuita Paolo Ferrari da Passano, analiza la reciente ley «para la prevención y la represión de los movimientos sectarios» aprobada en el país galo, en el mes de mayo pasado, a la que desde meses antes se opuso claramente la Iglesia católica en Francia (Cf. Zenit, 31 de enero de 2001).

Esta ley provocó el que Francia fuera incluido en el último Informe 2001 de «Ayuda a la Iglesia Necesitada» sobre la libertad religiosa entre los países que violan este derecho fundamental (Cf. Zenit, 3 de julio de 2001).

En el artículo se expone lo que afirma la doctrina católica sobre la posibilidad por parte del Estado de intervenir en este campo y se examinan las oportunidades y las modalidades de una solución jurídica al fenómeno.

La tendencia de los católicos es contraria a la hipótesis de una ley específicamente dirigida a regular la actividad de los grupos religiosos, pues el Código penal de los países en general ya tiene elementos para defender a la sociedad contra los posibles abusos de los grupos sectáreos destructivos.

Ferrari afirma que «la defensa del orden público no concede al Estado un derecho de injerencia en los asuntos internos de un grupo religioso por lo que se refiere a creencias y doctrinas. La legislación sobre las sectas puede levantar la sospecha de que sea o pueda convertirse en un arma en manos de quienes quisieran no sólo combatir a estos grupos sino además contener y reducir al mínimo la relevancia pública del factor religioso: podría revelarse una amenaza para al libertad religiosa y la profesión de la fe, de cualquier fe».

En el caso de la nueva ley francesa, por ejemplo, el Estado podría llegar a censurar prácticas religiosas tradicionales, como pueden ser el ayuno, o el diferente ritmo de sueño típico de algunos monasterios.

La revista subraya sin embargo que «la regulación de las sectas es un problema abierto y merece que la Iglesia siga atentamente su evolución».

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ZENIT Staff

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