WASHINGTON, 7 agosto 2001 (ZENIT.org).- El biólogo estadounidense Rudolph Jaenisch, del Instituto Tecnológico de Massachusetts, pionero de la clonación de animales, advirtió este martes de los gravísimos peligros que entrañaría la clonación de un ser humano.
El científico, al intervenir en los debates sobre la clonación humana que hoy y mañana se celebran en la Academia Nacional de las Ciencias de Estados Unidos, en Washington, explicó que sólo entre el 1 y el 5 por ciento de los animados clonados sobrevive.
Una sesión pública del grupo está analizando las propuestas del médico italiano Severino Antinori y de Brigitte Boisselier, bioquímica y miembro del grupo de los Raelianos que estudia fenómenos relacionados con los OVNI, que han anunciado proyectos de clonación de personas humanas.
El profesor Jaenisch explicó que los errores y las aberraciones observadas en animales indican que hoy por hoy la clonación humana es «peligrosa y técnicamente poco desarrollada».
A los debates que hoy y mañana celebra la prestigiosa Academia Nacional de las Ciencias asisten científicos de todo el mundo como Ian Wilmut, el investigador del Instituto Roslin de Escocia que ayudó a clonar al primer animal, la oveja Dolly.
Los creadores de Dolly, que nació en 1997 siendo aparentemente normal, reconocieron que los cromosomas de la oveja incluyen factores que provocan un envejecimiento más rápido de lo normal.
La apertura de los debates estuvo a cargo de la doctora Virginia Papaioannou, de la Universidad de Columbia, que disertó sobre la embriología, y por los profesores Jaenisch y Eric Schon, también de esa universidad.
Por su parte, el italiano Antinori confirmó en Washington que intentará clonar a un ser humano. El lunes pasado anunció que su objetivo es clonar a 200 personas para ayudar a parejas estériles.
El otro proyecto de clonación es defendido por la doctora Boisselier, directora científica de Clonaid, empresa que ofrece servicios de clonación en su página en la Internet por tarifas de hasta 200.000 dólares.
Clonaid fue fundada en 1997 por un piloto de carreras francés quien cambió su nombre por el de Rael y lanzó el Movimiento Raeliano, que sostiene que la vida sobre la tierra fue creada por científicos extraterrestres. Boisselier es «obispo» en el movimiento, según la página del mismo en Internet.