CIUDAD DEL VATICANO, 27 noviembre 2001 (ZENIT.org).- Las armas no pueden traer la seguridad y la paz a Afganistán confirmaron este lunes el secretario vaticano para las relaciones con los Estados, el arzobispo Jean-Louis Tauran, y el rey en el exilio de Afganistán, Zahir Shah.
El encuentro tuvo lugar en la residencia romana del rey, que tiene 87 años y que desde que dejó su país vive en una casa bajo enormes medidas de seguridad en un barrio residencial de la capital.
Acompañaba al arzobispo francés el nuncio apostólico en Italia, el arzobispo Paolo Romeo.
Por parte afgana, tomaron parte en la reunión el hijo del ex monarca, Mir Wais, y el general Abdul Wali, el anciano jefe militar que está ligado a Zahir Shah por un estrecha relación familiar y es uno de sus principales consejeros.
En la víspera de la conferencia de Bonn para tratar el futuro de Afganistán, la visita de monseñor Tauran, «ministro» de Exteriores vaticano, sirvió, como revela el portavoz papal Joaquín Navarro-Valls, para «renovar la solicitud del Santo Padre y la disponibilidad de la Santa Sede a favor de la paz y del bienestar del pueblo afgano».
El director de la Sala de Prensa vaticana reveló, además, en un comunicado que durante la entrevista «se habló de la necesidad de una paz negociada y de la solidaridad internacional necesaria para reconstruir el país, convencidos de que las armas por sí solas no pueden traer paz y seguridad».
«El soberano expresó también palabras de vivo reconocimiento por la solicitud del Papa y de las organizaciones humanitarias católicas», concluye el comunicado de prensa emitido por Navarro-Valls.