ROMA, 29 noviembre 2001 (ZENIT.org–Fides).- Según informaciones publicadas el 28 de noviembre por el diario italiano «La Repubblica», la diócesis de Feng Xiang, en Shaanxi (China central), corre peligro de desaparecer a causa de la represión del régimen chino.
En un mes, la policía ha arrestado al obispo, monseñor Lucas Li Jingfeng, a su asistente, y doce sacerdotes están en arresto domiciliario, obligados a ser adoctrinados ideológicamente.
Por otra parte, tres conventos –uno de varones y dos de mujeres– han sido cerrados: sus miembros fueron expulsados casa. Todos ellos forman parte de una comunidad clandestina y rechazan inscribirse en la Asociación Patriótica (AP).
Citando «fuentes locales», el diario italiano dice que algunos policías entraron en la catedral de Feng Xiang y obligaron a nonseñor Lucas Li a que se preparara «tomando mucha ropa» para partir «durante un buen tiempo» y participar en una larga sesión política.
El Obispo, de 81 años de edad, fue trasladado a una localidad desconocida, junto a su asistente. Desde el 4 de noviembre nadie sabe nada de ellos.
En Feng Xiang la situación es particular: se trata quizá la única diócesis de China Popular donde sólo existe la Iglesia clandestina, es decir, independiente de la Asociación Patriótica.
Su Obispo, 16 sacerdotes, 14 religiosos y 25 religiosas, junto con 20.000 fieles, habían vivido sin problemas hasta ahora, practicando su fe en diversas parroquias y conventos.
En verano, sin embargo, se instaló en Feng Xiang una Oficina para los Asuntos Religiosos, cuyo objetivo es hacer que todos los católicos se inscriban en la Asociación Patriótica, una especie de Iglesia controlada por el régimen.
El mismo 4 de noviembre, la policía y miembros de la Seguridad Pública se hicieron presentes en varias parroquias y reunieron a los sacerdotes y feligreses. A al menos 12 sacerdotes fueron llevados a la fuerza y hasta hoy no han sido liberados.
Fuentes locales refieren que han sido internados en tres o cuatro hoteles, donde son obligados a «estudiar» los Reglamentos sobre las Religiones, que establecen el control de todas las actividades de los fieles.
Algunos testigos afirman que los guardias les amenazaron con estas palabras: «Si no aceptáis inscribiros, dejaremos de consideraros como sacerdotes y vuestra ordenación será inválida; no podréis trabajar en la Iglesia y tendréis que volver a casa».
Todos los sacerdotes fueron ordenados por monseñor Lucas Li. Los Reglamentos excluyen que un sacerdote pueda ejercer su ministerio fuera del control del gobierno sin estar inscrito a la Asociación Patriótica.
Las mismas fuentes de «La Repubblica» afirman que el 21 de noviembre las Fuerzas de Seguridad entraron en un convento de varones de Feng Xiang y expulsaron a todos los novicios y profesos, obligándoles a volver a sus casas.
El mismo día, los guardias intervinieron en el edificio anexo a la catedral y mandaron a su casa a 15 seminaristas y 4 religiosas.
Lo mismo sucedió en otro convento de 20 religiosas de una parroquia vecina, en la localidad de Waiyoutou.
Actualmente sólo quedan en libertad dos sacerdotes ancianos (90 y 78 años) y muy enfermos de la diócesis de Feng Xiang. Los sacerdotes jóvenes, para no ser arrestados, han desaparecido.
Un fiel de Feng Xiang comentó: «Están tratando de eliminar nuestra diócesis. Conocemos ya todas estas presiones. Nosotros queremos solamente afirmar nuestra libertad de religión, en comunión con el Papa y con la Iglesia universal. No tenemos miedo».
Hace dos años apareció en el extranjero un documento interno del Partido Comunista en el que, en previsión de posibles relaciones diplomáticas con el Vaticano, el Partido se habría dedicado a reforzar la Asociación Patriótica, eliminando y encarcelando a los sacerdotes y fieles más reacios.
En el documento se afirmaba que, quien acepta «las indicaciones del gobierno (registro de nombres, lugares de culto, número de fieles, etc.), pero rechaza obedecer a la Iglesia Patriótica» será sometido a un año de reeducación en las Asociaciones Patrióticas.
A quien rechace la reeducación le «será negado todo derecho a ejercer actividades como sacerdote».
Varios obispos, oficiales y no oficiales han pedido desde hace tiempo a las autoridades eliminar la Asociación Patriótica. Hasta ahora Pekín ha rechazado la propuesta.