JERUSALEN, 29 noviembre 2001 (ZENIT.org).- Un arqueólogo franciscano de Tierra Santa denunció el pasado lunes en declaraciones a la prensa que la construcción de una mezquita junto a la Basílica de la Anunciación en Nazaret podría destruir tesoros arqueológicos.
La construcción de la mezquita comenzó a principios de este mes, sin los permisos necesarios. Los obreros han abierto un gran agujero de una profundidad de unos 15 metros y medio en una parcela cercana a la basílica cristiana.
El padre Michel Piccirillo, arqueólogo y director del Instituto Franciscano en Jerusalén, dijo que los obreros han sacado restos humanos en lo que parecen ser los vestigios de una iglesia anterior o de una antigua sinagoga.
«Encontraron al menos cuatro columnas y algunos huesos», dijo.
Piccirillo dijo que ha pedido a la Autoridad de Antigüedades de Israel que haga un examen detallado de los hallazgos pero no ha recibido respuesta.
Piccirillo informa también que un cementerio de la época de la ocupación romana fue encontrado cerca de la basílica en los años sesenta.
Salman Abu Ahmad, líder del Movimiento Islámico local en Nazaret, negó que las obras estén destruyendo restos arqueológicos.
«Puede que los cristianos lo digan pero yo no sé de ninguna iglesia en ese lugar –dijo el lunes–. En unos días, tendremos en la mano todos los permisos necesarios para la construcción. Mientras tanto, se está preparando el terreno».
Los funcionarios de Nazaret habían planeado en principio convertir la parcela en una plaza con sombra en la que los peregrinos que visitaban la basílica pudieran descansar. Sin embargo, a principios de 1999 el Movimiento Islámico local levantó en el lugar una mezquita provisional con una tienda sin ningún permiso.<br>
Los esfuerzos por construir una mezquita tan cercana a la basílica han afectado a las relaciones entre musulmanes y cristianos de Nazaret y hubo duras protestas del Vaticano que dijo a principios de este mes que la construcción de la mezquita «pondría este santo lugar en un estado de asedio permanente».
De hecho, la mezquita no nace para responder a las necesidades espirituales de la comunidad islámica, que ya cuenta con suficientes mezquitas, sino por reivindicación del grupo fundamentalista local que en el pasado agredió físicamente en varias ocasiones a los peregrinos.
El presidente George W. Bush aludió a la disputa sobre la mezquita en marzo durante la primera visita del primer ministro de Israel Ariel Sharon a la Casa Blanca. El representante israelí prometió tratar de resolverla.
Los cristianos son una minoría entre los 70.000 habitantes de Nazaret, la ciudad israelí con el mayor número de árabes.