La confianza en la UE depende de la fidelidad a sus valores originarios

Los obispos y la cumbre de Laeken, donde se perfilará el futuro europeo

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BRUSELAS, 6 diciembre 2001 (ZENIT.org).- Obispos del viejo continente han pedido a los líderes políticos de la Unión Europea (UE) recuperar los valores que dieron origen a esta institución para «Construir la confianza de los ciudadanos en el futuro de Europa».

Este es precisamente el título de la declaración publicada este miércoles por la Comisión de Conferencias Episcopales de la Comunidad Europea (COMECE) en vísperas de la cumbre de la UE que tendrá lugar en Laeken (Bélgica) del 14 al 15 diciembre.

En la reunión los líderes políticos europeos establecerán la agenda y calendario de una Convención destinada a poner las bases de la reforma fundamental de la Unión Europea.

«La Declaración de Laeken será el punto de partida de un proceso que deberá aportar respuestas, de aquí a 2004, a un cierto número de cuestiones fundamentales», recuerdan los prelados.

Las preguntas a las que los líderes europeos deberían responder, según los obispos, son: «¿Qué debe hacer la Unión Europea?; ¿Cómo debería organizarse para cumplir más efectivamente y responsablemente su papel?; ¿Cuáles son los principios y los valores sobre los que se debería fundar la Unión?».

Los obispos constatan que los principios y valores que dieron origen al proceso de la integración europea –«el carácter central de la persona humana, la solidaridad, la subsidiariedad y la transparencia»– son apoyados por la doctrina social de la Iglesia.

Estos principios, dicen los obispos europeos, deben ser aplicados para que los ciudadanos puedan recuperar la esperanza «en los valores y objetivos de la integración europea, en los procedimientos de las instituciones europeas y en las personas responsables de realizarlos».

De este modo, añaden los prelados, la integración europea será algo más que «una simple opción económica y política» para convertirse en «sinónimo de paz duradera tanto desde el punto de vista interno, que resulta de nuevas fórmulas de cooperación social y política, como del exterior, a través de la contribución de la UE al desarrollo global y a la resolución de los conflictos».

«Los recientes acontecimientos dramáticos demuestran la importancia de una Europa unida, capaz de expresarse con una sola voz en la escena mundial y de contribuir al bien común global, aportando su propia experiencia en la resolución de los problemas por medio del diálogo, la cooperación, la solidaridad y la promoción de los derechos humanos, antes que mediante el uso de la fuerza», constata la declaración.

Los obispos recuerdan al mismo tiempo que la Declaración de Laeken no puede olvidarse de los Estados «que actualmente negocian para convertirse en miembros de la UE, invitándoles a participar en los trabajos de la Convención».

Por último la Comisión de Conferencias Episcopales de la Comunidad Europea (COMECE) pide a «las Conferencias Episcopales y a las diversas instituciones católicas locales» que promuevan «la reflexión y el debate sobre el futuro de la UE, y a los miembros de las comunidades católicas a buscar los caminos oportunos para hacerse participantes de los trabajos de la Convención».

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ZENIT Staff

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