Mensaje vaticano a los «amigos musulmanes» al final del Ramadán

Firmado por el cardenal Francis Arinze

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CIUDAD DEL VATICANO, 13 diciembre 2001 (ZENIT.org).- En la víspera del final del Ramadán, publicamos el mensaje enviado con este motivo por el cardenal Francis Arinze, presidente del Consejo Pontificio para el Diálogo Interreligioso.

Queridos amigos musulmanes,

1.Os escribo de nuevo este año con ocasión del final del Ramadán para deciros que participo en vuestra -alegría ya que habéis acabado el ayuno y festejáis ahora el ´Id al-Fitr. Os envío este mensaje como signo de estima y amistad de parte de la Iglesia Católica. Son numerosos los musulmanes que nos escriben contestando a este mensaje anual y manifestando así su gratitud, pero también expresando su punto de vista sobre las reflexiones que en el se proponen. Estarnos seguros que las -reacciones positivas no se limitan solamente a las que nos son enviadas, sino también a aquellas que suceden en situaciones locales en las que musulmanes y cristianos viven y trabajan juntos.

Dirigiéndome ahora a vosotros en este tiempo en que habéis completado vuestro camino específicamente religioso para llegar al Altísimo, no puedo olvidar, en primer lugar, los acontecimientos dramáticos que nuestro mundo conoce, acontecimientos que tocan en modo particular el corazón de los creyentes de las religiones monoteístas. Los fieles que adoran el único Dios son llamados a ser los artífices de una civilización fundada sobre los valores imperecederos de la paz y de la justicia, de la unidad y del amor, del dialogo y de la libertad, de la cooperación y de la fraternidad, entre personas y pueblos. Que los gestos de solidaridad y fraternidad entre creyentes y que los hombres de buena voluntad puedan conducir la sociedad a caminos nuevos, en el respeto y la promoción de los valores humanos.

2. Este año quisiera abordar precisamente este tema de los valores humanos e de su promoción en una era marcada por el grande progreso tecnológico.

Vivimos de hecho en la era de la tecnología en todos los campos: transportes, comunicaciones, información, medicina, genética, etc. Los progresos tecnológicos transforman siempre la faz de la tierra y permiten al hombre de lanzarse a la conquista del espacio. Sin embargo, el campo que mas seduce y el que mas reta a la tecnología es el campo del ser humano. Con su ayuda los hombres se esfuerzan por desvelar. todos los misterios, sobre todo en el campo genético, con el riesgo de poner en peligro la misma vida humana y el respeto que le es debido.

3. La tecnología informática es otro campo que permite una vasta y rápida comunicación a través de la red de Internet. No podemos menos de alabar al Creador por el genio humano que ha producido esos medios de información, de conocimientos y de cornunicación, Pero aquí también mucho depende del uso que el hombre hace de esos medios.

4. La Biblia habla del ser humano como alguien que tiene la experiencia de la tentación y del pecado. Su corazón es proclive al orgullo, a la dureza, a la duplicidad (Proverbios 21,4; Job 41,16; Salmo 11,3). Las relaciones entre los hombres se resienten debido a esta situación. La meditación, coránica sobre el hombre nos recuerda, ella también, que el hombre bajo la tentación se pone siempre en el centro, olvidándose de Aquel que le ha creado. El hombre se inclina a la injusticia, a la incredulidad (Corán 14:34), a pesar de que su proprio bien se encuentra en la sumisión a la voluntad de Dios.

Ante las luces y sombras de nuestro mundo, de las que hacen parte los retos tecnológicos, el Concilio Vaticano II afirma: «en esas condiciones el mundo de hoy se muestra a la vez poderoso y débil, capaz de hacer lo mejor y lo peor, mientras que se abre ante sus ojos el camino que lleva a la libertad o a la esclavitud, al progreso o al retroceso, a la fraternidad o al odio. Además, el hombre toma conciencia al saber que es el quien debe encauzar las fuerzas que ha puesto en juego, ya que lo pueden aplastar o servirle (Gaudium et Spes n. 9, & 4).

5.¿Qué podemos hacer, cristianos y musulmanes, con los creyentes de otras religiones y las personas de buena voluntad para estar seguros de que hacemos un buen uso de esos nuevos medios?

¿No podemos trabajar juntos para proteger los grandes valores humanos, amenazados por un mundo en cambio continuo?. Se trata ante todo del derecho a la vida, que la debemos defender desde el nacimiento hasta la muerte. De hecho la vida procede de Dios y a El tiene que regresar, cuando El lo desee. La vida es un don muy precioso de Dios, condición de los otros dones. Todos debemos promover la dignidad de la persona humana y los derechos que se derivan de ella. La justicia social, la paz y la libertad son también los valores principales y necesarios para una vida digna del hombre, una vida que dé gloria a Dios que la ha creado.

6. ¿Cómo proteger y promover juntos esos valores en la era tecnológica? Comenzamos con el diálogo, que es ante todo un intercambio abierto y amical. Ese dialogo, quc tocaría esencialmente las dimensiones éticas de los nuevos descubrimientos, llevaría naturalmente a una colaboración en los campos evocados anteriormente. Así nuestro diálogo y nuestra colaboración tienen que ser vividos en todos los niveles: local, regional, nacional y mundial. Todo el mundo esta llamado a contribuir según sus responsabilidades y capacidades. La acción común, a la que estamos invitados, concierne a la humanidad entera, considerada como una grande familia que tiene en Dios su origen y su fin. Por lo tanto, la referencia a Dios y la búsqueda constante de su voluntad tienen una grande importancia en nuestros esfuerzos para promover los valores humanos.

Con la expresión de mis mejores deseos para una vida serena y próspera.
Cardenal Francis Arinze
Presidente
Traducción distribuida por el Consejo Pontificio para el Diálogo Interreligioso

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ZENIT Staff

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