VARSOVIA, 18 diciembre 2001 (ZENIT.org).- En Polonia se debate sobre la adhesión a Europa y la identidad nacional. Sobre el tema ha intervenido públicamente el cardenal Jozef Glemp que ha expresado su posición tras un viaje a Bruselas en el que ha mantenido una entrevista con Gunter Verheugen, el comisario que tiene la delegación para la ampliación de la Unión Europea.
Refiriéndose a los temores de una considerable parte de la sociedad polaca (el 40% de la población declara tener reservas sobre el ingreso en la UE), el primado polaco ha subrayado que la identidad espiritual y cultural del país no corre riesgo.
«No tenemos nada que temer –ha declarado el cardenal Glemp–. Polonia es uno de los países con la más fuerte identidad nacional, gracias a su tradición cristiana. Con nuestro ingreso en la Unión Europea perderemos el zloty (la moneda polaca) pero no ciertamente nuestra identidad. Además se abrirán a la Iglesia nuevos grandes desafíos en el campo del apostolado».
«El comisario Verheugen –ha precisado el primado polaco– ha subrayado la importancia del papel de la Iglesia en la construcción de Europa. Y ha animado a Polonia a apresurar los tiempos de negociación en curso para que pueda convertirse en miembro de la Unión Europea en el 2004».
Lo importante, mantiene el arzobispo de Varsovia, es no ceder a la tentación de encerrarse en sí mismos: «Hace tiempo era huésped de un párroco y de repente cerró las persianas de su casa y me dijo: «No miremos más a este mundo porque está habitado sólo por paganos»».
«Es una postura que no se puede compartir –añade el cardenal–. Miremos el ejemplo de los apóstoles: el mundo bajo el dominio de los romanos estaba en un estado moral deplorable, pero ellos no volvieron la espalda a nadie. Así también hoy: debemos dirigirnos a esta Europa laicizada y secularizada. Es esta la misión de la Iglesia».