CIUDAD DEL VATICANO, 21 diciembre 2001 (ZENIT.org).-¿Arbol o belén? «Un falso dilema», según explica «Radio Vaticano» en su página web [ http://www.radiovaticano.org ].
En realidad,la contraposición entre el belén «cristiano» y el árbol de Navidad «pagano», o al menos agnóstico, es una interpretación moderna que no encuentra raíces en los orígenes del uso.
«El árbol de navidad es hijo de antiquísimos cultos vegetales paganos, pero viene «bautizado» mucho antes que el pesebre», explica la emisora de la Santa Sede.
«La fuente de las dos tradiciones es la misma: los dramas litúrgicos. Sobre todo en el medioevo germánico, las sagradas representaciones navideñas representaban toda la historia de la salvación, del pecado original a la Encarnación; se empezaba por el árbol del bien y del mal, del cual Adán y Eva habían tomado la clásica manzana».
«En la vigilia de Navidad un árbol siempre verde era colocado en la plaza, o Iglesia, y adornado con manzanas y hostias –sigue explicando «Radio Vaticano»–: por que, según una tradición popular, con el mismo madero del pecado sería después la cruz del Calvario; y de la «felix culpa» de Adán viene la salvación».
Con el tiempo, las manzanas se trasformaron en bolas de colores y las hostias en galletas; basta añadir la lucecitas.
La tradición remonta el origen del Belén en la Noche de Navidad del año 1223 en Greccio, cuando san Francisco hizo preparar en una gruta del bosque una sagrada representación «viviente» de la Navidad.
Sin embargo, ya en el siglo II se encuentran esculturas del Niño en la cuna, la Virgen, y los Magos en sarcófagos, vasos sagrados o en pinturas de templos cristianos.