BUENOS AIRES, 8 enero 2002 (ZENIT.org).- La reconstrucción de Argentina requiere un serio examen por parte de cada una de sus instituciones para comprender cómo el país ha llegado a una crisis moral tan profunda, afirmó este martes la Comisión Permanente del Episcopado.
Un documento, publicado tras dos días de reunión extraordinaria del organismo, ofrece asimismo la disponibilidad de los representantes de la Iglesia católica en Argentina para «alentar iniciativas de diálogo entre los diversos sectores sociales y políticos».
En el comunicado titulado «Reconstruir la patria», el episcopado argentino diagnostica: «Que la Patria está gravemente enferma por una larga afección moral, reflejada en los diversos órdenes –económico, político, cultural–, es innegable. Pero es cierto también que el momento de gran humillación de un pueblo, puede convertirse en el comienzo de su resurgimiento».
«Para ello basta que reconozcamos la situación con honestidad –proponen los prelados–, aunemos las fuerzas y no perdamos el tiempo en echarnos las culpas por lo acaecido, sin obviar por esto el papel de la justicia».
«Los dirigentes que no se sintiesen capaces de hacer los renunciamientos y esfuerzos necesarios para levantar al país deberían dar un paso al costado», considera el episcopado.
«La crisis terminal que vivimos indica una claudicación grave en la moral social; es decir, en la responsabilidad de la conducta con respecto a la sociedad y a sus diversos componentes», diagnostica el documento episcopal.
Por ello, pide un examen de conciencia por parte de todas las instituciones privadas y públicas, especialmente de «los partidos políticos y los sindicatos, pero también de las cámaras empresariales y de las entidades financieras».
«También los pastores hemos de examinarnos –reconocen los obispos–. En un país que se profesa mayoritariamente cristiano no es fácil explicar la presente crisis sin una grave falla en la coherencia entre la fe y la vida, y en la catequesis y predicación de la moral social».
«Este examen es premisa indispensable para que se entable un diálogo fecundo entre todos los ciudadanos y sectores de la sociedad argentina, que nos lleve a acuerdos fundamentales, conforme a los cuales conducirnos en el futuro», afirman.
En este sentido, añaden, «repetimos el ofrecimiento que ya hemos formulado: en circunstancias excepcionales como ésta, la Iglesia, dentro de su propia misión, respetando plenamente las instituciones de la República, y buscando sólo la paz y el progreso integral del pueblo argentino, está dispuesta a alentar iniciativas de diálogo entre los diversos sectores sociales y políticos».
Por último, los obispos deploran «los hechos violentos acaecidos en los días pasados, en especial las muertes y los saqueos» y recuerdan que «la violencia no es humana ni cristiana, ni es camino para la solución de nuestros problemas».