JERUSALÉN, 10 abril 2002 (ZENIT.org).- Está en condiciones graves, pero no en peligro de muerte, el joven monje armenio herido en la mañana de este miércoles en el recinto de la Basílica de la Natividad de Belén.
En estos momentos, el religioso se encuentra ingresado en el hospital Hadassah Ein Kerem de Jerusalén.
«No ha recuperado todavía el conocimiento», revela el obispo Shirvanian Aris, director de las relaciones ecuménicas y extranjeras del patriarcado de la Iglesia armenio-ortodoxa en Tierra Santa, en declaraciones ofrecidas a la agencia misionera Misna.
«Los médicos han detenido la fuerte hemorragia y han definido como estables sus condiciones. Posiblemente sea operado en la noche de este miércoles o el jueves por la mañana», sigue diciendo el obispo.
El herido se llama Armen Fianian, tiene 23 años, y es novicio de la comunidad armenia que vive en el convento contiguo a la Basílica de la Natividad.
El joven se encontraba en la mañana del miércoles en su celda cuando fue herido por una bala en el lado derecho de la espalda.
«No podemos confirmar todavía si el disparo procedía del bando israelí o palestino», precisa el obispo Aris.
Los palestinos encerrados en la Iglesia atribuyeron la responsabilidad de lo sucedido a soldados israelíes. Por su parte, el Ejército israelí afirma que fue herido por palestinos que dispararon cuando sus soldados trataron de llevar medicinas y comida a los monjes.
En los edificios de la comunidad armenia ortodoxa permanecen seis monjes. Ante la pregunta sobre si serán evacuados, el obispo Aris responde: «Es un argumento que queda fuera de cuestión en este momento. Ahora la prioridad es la salud de Armen».
Desde hace más de una semana, en el interior de la Basílica de la Natividad de Belén, se han encerrado más de doscientos palestinos, muchos de ellos armados. El recinto sagrado es circundado por el Ejército israelí, que pide periódicamente a los palestinos que se entreguen, lanzado mensajes por altavoz en árabe.
«La tensión sigue siendo altísima –ha declarado a la agencia Fides el portavoz de la Custodia franciscana de Tierra Santa, el padre David Jaeger–. Se está realizando una labor frenética con la esperanza de resolver la situación antes de que pueda explotarnos en las manos, con nuevas acciones armadas».