JERUSALÉN, 2 mayo 2002 (ZENIT.org).- En la medianoche entre el miércoles y el jueves estalló un tiroteo en la Basílica de la Natividad en Belén entre palestinos e israelíes, provocando incendios en el convento franciscano, según afirma un comunicado de la Orden enviado a Zenit.
La Curia general de los Frailes Menores explica en el documento que el incendio ha provocado daños «en la sala parroquial y en las oficinas que forman parte del convento franciscano contiguo a la Basílica».
«Como de costumbre, palestinos e israelíes se intercambian acusaciones sobre quién provoco el conflicto armado», añaden los religiosos.
Un miliciano palestino resultó muerto hoy por disparos israelíes en el interior de la Basílica de la Natividad de Belén, mientras que otro quedó herido, según informaron las agencias internacionales.
«Estos acontecimientos de gravedad excepcional ponen de manifiesto una vez más la naturaleza explosiva de toda la situación provocada por la ocupación del Santuario por parte de palestinos armados, en el interior, y el asedio, en el exterior, por parte del Ejército israelí», explican los frailes.
«Las dos partes, israelíes y palestinos, son responsables por separado y en su conjunto, de que continúe esta situación cada vez más intolerable y peligrosa», explican.
«Las partes tienen también la obligación de resolverla. Como se ha dicho en repetidas ocasiones, una solución pacífica no es sólo obligatoria, sino que es también posible, y se puede aplicar fácil y rápidamente».
En estos momentos en los edificios que circundan la Natividad, quedan todavía 19 frailes franciscanos, cuatro monjas, dos monjes greco-ortodoxos y otros dos armenios.
«Nadie puede justificar el que siga durando el estancamiento de las negociaciones ni excusarse por sus consecuencias», dicen los franciscanos, recordando que ya se han propuesto soluciones concretas.
Los frailes lanzan un nuevo llamamiento a las dos partes «para que dejen prevalecer el sentido común, la generosidad, la magnanimidad, la amplitud de miras, por encima de la obsesión primitiva de humillar al adversario y de vencer a toda costa».
«El aprecio que merecería un gesto de buena volunta hacia la Iglesia católica sería muy superior a cualquier otra pequeña ventaja táctica a la que de este modo se renunciaría», concluye el comunicado.
