BOGOTÁ, 7 mayo 2002 (ZENIT.org).- El presidente de Colombia Andrés Pastrana ha pedido que Naciones Unidas envíe una misión para constatar la masacre de civiles que tuvo lugar el jueves pasado en la iglesia de Bojayá, localidad en la que murieron 109 personas, 105 quedaron heridas y 80 están desaparecidas.
«Si masacrar niños, mujeres y ancianos que estaban protegiéndose en una iglesia no es terrorismo, entonces yo me pregunto qué es», agregó el jefe de Estado en referencia a la decisión de la Unión Europea (UE) de no incluir a las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) en la lista de grupos terroristas del mundo.
Significativamente Juan Pablo II envió un telegrama al obispo de Quibdó, a la que pertenece Bojayá (noroeste del país), en la que reprobaba «estos nuevos actos de terrorismo».
Pastrana reveló que la canciller sueca, Anna Lindh, le aseguró telefónicamente que su país va a solicitar una revisión de esa medida, tomada hace 5 días por los 15 países de la Unión, y en la que Suecia influyó a favor de las FARC y del Ejército de Liberación Nacional (ELN).
«Si las FARC siguen siendo vistas con buenos ojos, si se producen hechos como los del Chocó y nadie los condena, van a seguir cometiendo actos terroristas», dijo el presidente.
Pocas horas antes de estas palabras de Pastrana, pronunciadas en un foro sobre descentralización en Bogotá, el gobierno español, que ejerce la presidencia rotativa de la Unión Europea (UE) en la actualidad, expresó de forma categórica su respaldo a que las FARC sean incluidas en la lista de movimientos y personas terroristas.
El ministro de Asuntos Exteriores de ese país y actual ministro portavoz de la UE, Josep Piqué, declaró que «los quince no tienen duda sobre el carácter terrorista de las FARC, y la presidencia española menos que nadie».
El tema de la reinclusión de los grupos subversivos debe ser tratado a mediados de mes por los 15 países de la UE.
