Obispos de Brasil contra el Protocolo de la Convención de la Mujer

Su Comité, afirman, promueve la prostitución, el aborto, y el lesbianismo

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BRASILIA, 7 mayo 2002 (ZENIT.org).- El Senado de Brasil ha decidido aplazar la ratificación del Protocolo Facultativo de la Convención de la Mujer (CEDAW) a petición de la Conferencia Episcopal <br>
El debate debería haber tenido lugar el pasado 25 de abril. Sin embargo, una carta del episcopado dirigida al presidente del Senado Federal llamó la atención sobre la gravedad de algunos de los contenidos del Protocolo.

Ante la misiva, el Senado decidió afrontar la ratificación el próximo mes de junio.

«Varias veces, como obispos y como ciudadanos –decía la carta de los obispos–, hemos visto la soberanía brasileña amenazada, ya sea por una ola de privatizaciones indiscriminadas, como por el proyecto de internacionalizar la Amazonia. Ahora asistimos a algo más amenazador en cuanto que es más silencioso y aparentemente inofensivo».

«Se trata del intento de ratificación del Protocolo Facultativo de la Convención sobre la Eliminación de todas las formas de Discriminación contra la Mujer (CEDAW siglas en inglés), conocida en Brasil como la Convención de la Mujer», explican

Los obispos recuerdan que el artículo 17 de la Convención prevé que «un Comité de peritos examine los progresos alcanzados en la aplicación de esta Convención». Pero esta institución –aclaran–, en nombre de la no discriminación de la mujer, ha cometido considerables abusos, dicen los obispos. Y los denuncian.

En primer lugar, explican, «Aunque el aborto no aparece en el texto de la Convención, el Comité lo defiende abiertamente: recomendó a Burundi que legalizase el aborto; recomendó a Chile la legalización del aborto terapéutico; criticó a Irlanda por la influencia de la Iglesia católica en las políticas públicas; criticó a Italia por permitir, en la realización de abortos, la objeción de conciencia a los médicos por motivos religiosos; recomendó a Libia reinterpretar el Corán, para permitir el aborto».

En segundo lugar, para el Comité del CEDAW «la maternidad no es una alegría, sino más bien una vergüenza para la mujer». Como prueba, los prelados citan las críticas que hizo a Bielorrusia «por instituir el Día de la Madre».

En tercer lugar, «en nombre de la eliminación de la discriminación contra la mujer, el Comité recomendó a Kirguistán la legalización del lesbianismo, cosa que no aparece en el texto de la Convención».

Es más, dicen en cuarto lugar los obispos brasileños, «¡el Comité osó recomendar lo que la Convención prohíbe. Recomendó a China la legalización de la prostitución, cuando la Convención es expresamente contraria a ella (artículo 6º)».

Para aumentar los poderes del Comité, la Asamblea General de las Naciones Unidas adoptó el 6 de octubre de 1999 un «Protocolo Facultativo» para esa Convención. El gobierno brasileño firmó tal Protocolo el 13 de marzo de 2001, en la sede de las Naciones Unidas, en Nueva York. Falta ahora que sea ratificado por el Congreso Nacional.

La ratificación del Protocolo dará al Comité un enorme poder sobre los Estados Partes afirman los prelados, ahora bien. El Comité podrá recibir denuncias, realizar investigaciones (aun en el territorio de los países acusados), hacer recomendaciones y exigir el cumplimiento de éstas.

De este modo, explica la Conferencia Episcopal, «Brasil se verá obligado a cumplir, no sólo el texto establecido de la Convención (CEDAW), sino también lo que decida el todopoderoso Comité en nombre de la Convención. Al ratificar el Protocolo, el Congreso Nacional permitirá una enorme ingerencia externa sobre asuntos internos».

«Si en nuestra nación hay verdaderas discriminaciones injustas contra la mujer, es misión de nuestros legítimos representantes eliminarlas. No necesitamos de un órgano que nos fiscalice, presione o amenace», concluye la misiva que lleva la firma de todos los obispos del Brasil, actualmente el episcopado católico más numeroso del mundo en el país que cuenta con el mayor número de católicos en el mundo.

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ZENIT Staff

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