JERUSALÉN, 10 mayo 2002 (ZENIT.org).- Tras el levantamiento del asedio de la Basílica de la Natividad en Belén, los franciscanos afirman en un mensaje que esta vicisitud demuestra cómo la paz se alcanza con el diálogo, no con la violencia.
«En este caso la colaboración y la voluntad de diálogo han sido las únicas que han traído este rayo de luz que puede ser un paso adelante hacia un proyecto global de una paz estable», constata el ministro general de la Orden de los Frailes Menores, el padre Giacomo Bini, en un mensaje enviado a Zenit este viernes.
Por su parte, el custodio de Tierra Santa, el padre Giovanni Battistelli, entró en la mañana del viernes en el templo, tras el asedio que duró 39 días.
«La primera impresión ha sido de desolación, pues en la Basílica hay muchas mantas y suciedad: todos los palestinos dormían en la Basílica», confesó en declaraciones a Radio Vaticano.
«Bajando a la Gruta de la Natividad –revela–, he podido constatar que lo que se decía sobre los mosaicos en parte era verdad: algunos han sido dañados. Es algo desolador».
«Ahora bien –añade–, entré en la basílica con una enorme alegría y con mucha confianza en que pronto todo pueda ser puesto en orden».
«En Gruta no hay corriente eléctrica, no hay nada, pero había velas –sigue contando–. No se imagina con cuánta fe he besado la losa en la que nació Jesús y me he arrodillado ante el pesebre. Ha sido una sensación única».
En el mensaje enviado por el padre Bini, los franciscanos, custodios desde hace siglos de los Santos Lugares, por petición de la Iglesia, hacen tres peticiones a todos los hombres y mujeres de buena voluntad:
La primera: «Ayudadnos a curar las heridas abiertas por este conflicto entre dos pueblos que pueden y deben convivir en la misma tierra».
La segunda: «Ayudadnos a reconstruir una cultura de la convivencia, a no avergonzarnos de este período de «nuestra historia en el que hemos presenciado estas tragedias sin poder impedirlas»».
La tercera: «Ayudadnos a seguir esperando en una paz que es posible, basada sobre la justicia y sobre el perdón».
Por último, dan las gracias a quienes han estado cerca de los franciscanos y franciscanas que durante 39 días han sido encerrados en el convento de la Natividad: a Juan Pablo II, a los políticos y diplomáticos que les han ayudado, y a los periodistas, que han informado sobre su situación.