Misión de una delegación vaticana en Corea del Norte

No queda ni un sacerdote y no existen datos sobre el número de católicos

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CIUDAD DEL VATICANO, 16 mayo 2002 (ZENIT.org).- Una delegación vaticana visitó en días pasados Corea del Norte con el objetivo de mejorar las relaciones con la República Democrática Popular.

Los enviados de la Santa Sede, que concluyeron su misión el 14 de mayo eran dos sacerdotes, los monseñores Celestino Migliore, subsecretario para las Relaciones con los Estados, y Luis Mariano Montemayor, consejero de nunciatura en la Secretaría de Estado.

«Ha sido sexta visita de una delegación de la Santa Sede en Corea del Norte –informa este jueves un comunicado de prensa emitido por la Sala de Prensa del Vaticano–. Ha reafirmado la constante solidaridad del Santo Padre a favor de la población norcoreana y ha contribuido a dar continuidad a las relaciones establecidas con las autoridades gubernamentales de Pyongyang, en particular con el Ministerio de Asuntos Exteriores».

Según revela el comunicado, en Pyongyang, la delegación de la Santa Sede mantiuvo encuentros con los responsables de la Asociación de Católicos de Corea del Norte (controlada por el régimen comunista) y pudo celebrar en la Iglesia de Chan Chung la fiesta de la Ascensión del Señor con la comunidad católica local e internacional.

La Santa Sede y Corea del Norte no mantienen relaciones diplomáticas. Junto a la República Popular China el único país del que el «Anuario Estadístico de la Iglesia» (Statistical Yearbook of the Church) no ofrece cifras sobre el número de católicos.

Según datos de la Conferencia Episcopal de Corea del Sur referentes al año 2001, en la República Popular Democrática de Corea hay cerca de 3.000 católicos. Algunos fueron bautizados antes de la guerra de Corea (1950-53), otros heredaron la fe de sus padres.

Todos los católicos coreanos que están inscritos en la Asociación Católica de Corea del Norte están obligados a llevar prendida en el pecho la insignia del presidente Kim Jong-Il.

Antes de la división de las dos Coreas había unos sesenta sacerdotes en el Norte, pero según parece todos ellos fueron martirizados tras la separación.

No se tienen noticias de monseñor Francis Hong Yong-ho, obispo de Pyongyang en 1962. Lo más probable es que haya fallecido, aunque el año pasado la agencia misionera de la Santa Sede Fides no descartaba el que estuviera recluido en algún campo de reeducación.

En los últimos años, Cáritas ha sido una de las pocas agencias de asistencia que ha trabajado en el país ofreciendo ayuda alimentaria y de otro tipo.

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ZENIT Staff

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